Empiezan a faltar palabras para definir el dominio del millonario Donald Trump sobre las primarias del Partido Republicano. Ya no transmite la sensación de que puede ganar la nominación. Eso era la semana pasada. Con su victoria este martes en Nevada por 20 puntos de diferencia sobre el segundo, la sensación es de bola de nieve imparable. Con una cuarta parte de las mesas escrutadas, Trump ha arrasado con más del 43% del voto, mayor que cualquiera de sus victorias hasta ahora, ganando entre hombres, mujeres, casi todas las edades y razas. Lo que Trump llama “el movimiento” llega al momento crucial de las primarias convertido en un tornado que succiona todo a su alrededor.
No había pasado un minuto desde que empezaron a revelarse los resultados, a las nueve de la noche, cuando Associated Press, CNN, CBS, y NBC dieron al unísono el titular de que había ganado Trump. Era evidente solo con el recuento de algunas mesas clave. Cuando Trump quiere decir que algo es muy bueno, suele decir “el número dos ni siquiera existe”. Se puede aplicar en este caso. El recuento era lento y a medianoche, las nueve de la mañana en España, aún estaba en el 40%, pero las cifras no variaban.
La victoria en New Hampshire creó lo que se llama momentum en la campaña de Trump (esa sensación general de que alguien va lanzado), la victoria en Carolina del Sur demostró que puede ganar en el sur religioso y dejó sin argumentos a Ted Cruz. Este martes arrasó con todavía más diferencia en Nevada, uno de los estados más diversos de Estados Unidos, y dejó sin argumentos a Marco Rubio y su supuesto tirón entre minorías y la clase media asalariada. ¿Alguien se acuerda de quién ganó en Iowa?
Se acuerda Ted Cruz. Tan importante como el ganador esta noche era deshacer el empate virtual en el segundo puesto de esta carrera entre Cruz y el senador Marco Rubio, que se disputan el puesto de ser la alternativa que una a todos los republicanos que no quieren a Trump. Rubio y Cruz mantenían con el 40% escrutado un virtual empate en el segundo puesto cerca del 24% cada uno. En las últimas horas el senador cubanoamericano ha sumado importantes apoyos del establishment republicano que sugieren que es el elegido para dar la batalla.
Cualquier esperanza de que Cruz se retirara fue contestada en un discurso desafiante: “La historia nos enseña que nadie ha ganado la nominación sin ganar una de las tres primeras elecciones. Y sólo hay dos personas que hayan ganado una de esas. Donald Trump y nosotros. La única campaña que ha vencido a Trump y puede hacerlo es esta”, dijo Cruz.
La posible ventaja de Rubio sobre Cruz en Nevada no fue tal y además palidece ante la potencia de Trump. El millonario prácticamente tantos votos como los dos juntos. Trump se volvió a reír anoche con sus seguidores de quienes hacen el cálculo de que un solo candidato tendría posibilidades contra él. “No se dan cuenta de que según se van retirando candidatos, nosotros recogemos parte de ese voto”, presumió.
Para Rubio es una noche agridulce. Fue el único de los tres que no se quedó en Nevada para el recuento. Este estado tenía que ser su cortafuegos, la primera vez que ganara algo. Es hijo de inmigrantes, vivió aquí parte de su infancia, sus padres trabajaron en los casinos, fue mormón, nadie habla de tú a tú a los votantes de Nevada como Rubio. Y ha sido no solo aplastado por Trump con unas cifras inimaginables hace dos meses (como dijo el propio Trump), sino que Cruz le aguanta el paso. Una nota positiva la aportaba la encuesta a pie de urna de CNN, que mostraba que Rubio ganaba con el 41% entre aquellos que se han decidido en la última semana. También supera a Trump entre los menores de 30 años. Pero no ha ganado nada aún y no está claro qué puede ganar si no es Florida.
Durante su discurso de celebración, Trump destacó que había ganado en prácticamente cualquier categoría que se quiera dividir al electorado. “Somos los más listos y los más leales”, dijo. Pero sobre todo destacó un dato: “Lo dije desde el principio. ¡Hemos sacado el 46% entre los hispanos! Estoy muy contento con eso”. Los hispanos son el 28% de la población de Nevada. En el condado de Clark (Las Vegas), que concentra el 70% de la población del estado, Trump tiene alrededor del 50% del voto, el doble que Rubio, un hispano que habla español. El partido calcula que el 10% de sus votantes en Nevada son latinos.
La impresionante victoria en Nevada llega a una semana del supermartes, cuando votan 11 estados y la carrera se vuelve verdaderamente de ámbito nacional. Esto eran solo pruebas en estados laboratorio. A partir de ahora, frenar a Trump es cada vez más difícil y cada vez más caro. No es lo mismo hacer campaña en estados de dos millones de habitantes que en Texas. Mientras la carrera siga dividida con otros cinco candidatos es imposible saber si hay una mayoría de los republicanos que no quiere a Trump. Y según avanzan las primarias, ganando estados con un 35%-40% del voto, sigue sumando delegados para la Convención Republicana. Eventualmente, evitar que sea el nominado será matemáticamente imposible.
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