La temperatura política en Washington sube día tras día y aviva cada vez más el recuerdo del escándalo que defenestró al presidente Richard Nixon: “Esta película ya la habíamos visto. Está alcanzando el tamaño y la escala del Watergate“, afirmó esta noche el senador republicano John McCain, compañero de filas pero franco enemigo del presidente Donald Trump.
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Tras la revelación de las supuestas presiones de Trump al exdirector del FBI para que dejase de investigar la trama rusa, el líder demócrata del Senado Chuck Schummer juzgó que Estados Unidos se enfrenta “a un desafío sin precedentes”. “Cuando pensábamos que las cosas ya no podría empeorar todavía más, así ha sido”. “Y le digo a todos mis colegas del Senado: la Historia nos observa”.
La sensación de crisis se dispara en la capital. Esta noche en una entrevista en CNN, el senador independiente Angus King respondió a la pregunta sobre si ve factible un impeachment: “Lo digo a regañadientes, pero debo decir que sí. Básicamente por la gravedad de una falta como la obstrucción a la justicia”. Aclaró que durante los últimos meses de torbellino político había hecho el esfuerzo de que un concepto del calibre del impeachment “no saliese de mis labios”.
El senador demócrata Chris Murphy tuiteó: “Saliendo del Senado. Mucho parloteo entre demócratas y republicanos sobre la definición exacta de obstrucción a la justicia”. Los cerebros del poder político ya afilan los términos jurídicos ante un eventual proceso parlamentario al presidente.
La Administración Trump se ha instalado en una crisis perpetua que también está desgastando a su partido. El republicano Jason Chaffetz, presidente del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, ha dicho que “en apariencia [la revelación] se trataría de un intento extraordinario de ejercer ifluencia” y que tiene en marcha los trámites para pedir la nota en la que el exdirector del FBI James Comey habría registrado la presión del presidente: “Si ese documento existe, hay que verlo ya”.
El congresista republicano Carlos Curbelo opinaba esta noche que “de ser cierta [la noticia] sería desconcertante y abriría un nuevo episodio de escándalo en este país”. John Cornyn, senador republicano, pidió que le diesen tiempo a contrastar la veracidad “de una acusación tan seria”. Richard Burr, presidente republicano del Comité de Inteligencia del Senado, rechazó la acusación a Trump argumentando que el exjefe del FBI James Comey se lo hubiera dicho al comité antes. “Estoy muy, muy cansado de las fuentes anónimas”, añadió.
El congresista republicano Darrell Issa, según una reportera que le preguntó, optó por guardar silencio y mostrarle su dedo índice.