Por Dr. Juan Durán Ex catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
Solo en un gobierno como el del presidente Danilo Medina, divorciado por completo de los intereses mayoritarios de la población dominicana, ha podido levantarse a lomo de sobornos y sobrevaluación un proyecto como el de la planta eléctrica de Punta Catalina.
Hay que empoderarse de la verdad y hacer lo que dijo Jesús de Nazareth: Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. Solo la ciudadanía concienciada junto a sus máximos representantes, debidamente empoderados de esa verdad, podrá validar con éxito una lucha firme en contra de la cuestionada multinacional Odebrecht y sus socios locales.
Solo así podría esa obra ser sometida a un experticio internacional serio y sin ataduras donde jueces imparciales que basados en debida jurisprudencia determinen encausar culpables y detener su construcción para de ese modo poder recuperar el millonario excedente que derivó de una construcción basamentada en pura corrupción administrativa, ya que su emprendimiento no cumplió con los requerimientos legales.
El que esa enorme estructura haya costado la friolera de poco más de 2 mil millones de dólares, sin contar el daño ambiental ya incluído, ofrece una idea del perfil derrochador e irresponsable de un gobierno que malbarata los recursos públicos en detrimento de su verdadero dueño-el pueblo domnicano-para en cambio enriquecer a sus paniaguados con millonarias comisiones. Punta Catalina es solo el remate, la guinda del pastel, en la pràctica ya conocida de las administraciones peledeístas de haber convertido el Estado en un emporio y, lejos de aplicar polìticas públicas en favor de sus gobernados, se ha dedicado a extraer jugosos beneficios de lo que en verdad es toda una corporación política con aparentes visos de gobierno democrático.
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Haber procurado la cotización más elevada para una obra que pudo costar menos refleja sin dudas el interés morboso de multiplicar beneficios non sanctos para la insaciable logia pledeísta en perjuicio de la población que prometió defender.
Hay un gran ejemplo en la producción de energía eléctrica en la ciudad de Nueva York. Allí existe una planta de electricidad alimentada por desechos sólidos, llámese basura, la que producimos por toneladas en nuestro país. Esa planta costó unos 300 millones de dólares y genera energía para casi ocho millones de newyorkinos ! Los gobernantes, cuando son elegidos para administrar la Cosa Pública, deben elaborar propuestas y proyectos de desarrollo que beneficien a la población que los eligió, pero cuando los gobiernos se dedican exclusivamente a administrar el Poder Ejecutivo con un incontrolable y voraz interés privado, la población no puede esperar menos que mayor pobreza, desatención, violencia, escándalos y desesperanza.
El feudo en que ha convertido a la República Dominicana en un capítulo accionario el comité polìtico peledeísta y sus asociados solo ha servido para empobrecer más a una exensa legión de dominicanos que ya se cansó de ver cómo le crecimiento económico tan cacareado por los gobiernos corruptos del peledeísmo solo ha favorecido a un reducido grupo en asociación con malhechores.
Es hora ya de que el pueblo con el que soñó Duarte, Sánchez, Mella, Luperón y Caamaño se empodere con la fuerza de sus convicciones genuinamente democráticas y marche como un solo hombre y una sola mujer en pos de reivindicar plenamente sus derechos a vivir en una nación en la que la malversación, la ignominia y el engaño no sean las divisas con las que se conozca a la República Dominicana.
Es insoslayable acometer un gran esfuerzo entre todas y todos por restaurar la dignidad a nuestra querida nación dominicana. No a la corrupción !. No a la impunidad ! Que vivan los hombres y mujeres honestos porque así dejamos el mejor legado a las futuras generaciones
