La solidaridad entre expresidentes existe. El exmandatario español José María Aznar, del Partido Popular, ha mostrado esta mañana en México su apoyo a su antecesor en el cargo, el socialista Felipe González, tras haber sido declarado persona non grata por el Parlamento venezolano. El chavismo impuso este calificativo a González, que se mantiene firme en su proyecto, después de que este diese a conocer su intención de participar como asesor en la defensa de los dirigentes opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, recluidos en el penal militar de Ramo Verde. La decisión de la Asamblea venezolana llega tras una intensa campaña contra las autoridades españolas y que incluye al actual presidente, Mariano Rajoy. El régimen venezolano ha llegado a afirmar que desde España se financia y apoya el “terrorismo contra Venezuela”.
“Me solidarizo con las personas que lo están pasando mal en Venezuela y que están siendo atacados, incluyendo a mi predecesor”, afirmó Aznar, para, acto seguido, recordar que, junto a 30 expresidentes iberoamericanos, entre ellos González, ha denunciado la “falta de garantías democráticas de Venezuela en un escrito que exige la puesta en libertad de los presos políticos y la celebración de elecciones “libres y justas”. Este texto fue presentado el pasado 9 de abril aprovechando la apertura de la Cumbre de las Américas en Panamá. “En Venezuela es manifiesta la ausencia de independencia de la justicia, la persecución de quienes se manifiestan y se expresan políticamente disidentes frente al gobierno, la presencia reiterada de actos de tortura por funcionarios del Estado, la existencia de grupos paraestatales armados y de apoyo al mismo Gobierno y el ambiente de impunidad”, indicaba el escrito.
Aznar, que no quiso explayarse sobre Venezuela y se remitió al citado texto como base de su postura, efectuó sus declaraciones durante la presentación en México de la alianza entre el despacho internacional de abogados DLA Piper, un gigante global con más de 4.200 letrados, con el bufete local Gallastegui y Lozano, especializado en la consultoría jurídica a empresas.
El exmandatario, en calidad de socio de DLA Piper, dio rienda suelta a su “pasión mexicana” y alabó el proceso reformista emprendido por el presidente Enrique Peña Nieto y sus “extraordinarias potencialidades”. “Cuanto más profundos sean los cambios, más competitivo será el país”, indicó Aznar, quien puso sus ocho años de Gobierno (1996-2004) como ejemplo de despegue económico. “Aquellas reformas catapultaron a España a los diez años de mayor crecimiento de su historia, fue una prosperidad sin precedentes. Por eso respaldo las reformas en México y animo a que se profundicen”, dijo.
El desembarco de la multinacional jurídica en México está vinculada a las oportunidades de negocio abiertas gracias a la liberalización del sector energético, donde se ha puesto fin al monopolio del petróleo. La apertura de este mercado y las posibilidades que ofrecen los yacimientos de gas de esquisto son vistas por los analistas como uno de las grandes polos de atracción de capital de Latinoamérica.
Junto a Aznar, participó en calidad de socio de DLA Piper, el ex embajador de Estados Unidos en México Jeffrey Davidow, quien también apoyó las reformas y destacó la buena posición de México para atraer inversiones. En la presentación participaron los directivos de las dos firmas jurídicas aliadas.
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