WASHINGTON DC. – Como si se tratara del lanzamiento de un revolucionario producto de Apple o de las ofertas del Día de Acción de Gracias, desde las 3 de la mañana del jueves empezó a formarse la fila frente a la sala de audiencia del edificio adyacente al Capitolio de Washington donde funciona el Comité de Inteligencia del Senado para escuchar el testimonio del exdirector del FBI James Comey.
La estrella de la interpelación entró a la sala con dos minutos de retraso, a las 10:02 am, se sentó con rostro inescrutable frente al panel de senadores, se sometió al acoso de los fotógrafos con la mirada más allá de ellos como si no tuviera sus flashes al frente. En realidad parecía estar viendo más lejos de la sala, como los atletas profesionales que ignoran al público para concentrarse en su juego.
Comey escuchó imperturbable las declaraciones iniciales de los jefes del comité y luego arrancó con dureza su intervención acusando a la Casa Blanca de haber mentido sobre su despido, por usar como argumento el supuesto rechazo de sus subordinados en el FBI y que había actuado mal al presentar públicamente las conclusiones de su investigación sobre los correos electrónicos de Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado.
“La Casa Blanca optó por difamarme y, más importante, diciendo sobre el FBI que la organización estaba en el caos. Fueron mentiras, simple y llanamente “, comentó Comey, quien detalló que quedó “confundido” por las diferentes versiones sobre la razón de su abrupta salida del cargo.
El exdirector del FBI fue más allá, al decir que no tiene dudas de que el ‘Rusiagate’ es el único motivo por el que fue sacado de su puesto siete años antes de cumplir su mandato, y no sólo porque el propio presidente lo dijera en una entrevista con NBC.
“Fui despedido de alguna manera con la intención de cambiar la investigación sobre Rusia”, dijo Comey.
En un comunicado, el Departamento de Justicia señala que, tras recusarse de la investigación sobre el ‘Rusiagate’, el fiscal general Jeff Sessions advirtióque su institución y el propio FBI deben seguir políticas apropiadas sobre los contactos que se mantienen con la Casa Blanca. “A pesar de algunos reportes inexactos de medios, el señor Comey no mencionó que haya pedido al Departamento de Justicia más recursos sobre esta investigación”, se lee en el texto.
Trump se defiende atacando
Unas horas después, vino la reacción de Trump en voz de su abogado personal Marc Kasowitz, quien ratificó lo que dijo ayer en el sentido de que el presidente está “reivindicado” al quedar claro que no está siendo investigado por el FBI, pero asomó la posibilidad de una acción contra Comey por filtrar a la prensa lo que calificó como “conversaciones privilegiadas”.
Comey dijo a los senadores que entregó notas de sus conversaciones con el presidente a un amigo, quien a su vez las dio a un periodista, para presionar por un fiscal especial que manejara el ‘Rusiagate’, algo que sucedió tras su salida de la agencia con el nombramiento de Robert Muller.
“El presidente ademas nunca le dijo a Comey ‘necesito lealtad, yo espero lealtad’ de ninguna forma o manera”, aseguró Kasowitz en una declaración leída a los medios, al final de cual no aceptó preguntas.
¿Obstrucción de justicia?
Sin embargo, Comey no llegó a describir la conducta de Trump como obstrucción de la justicia, porque dijo no estar calificado para hacer esa evaluación que dejó a la justicia estadounidense.
Y eso era lo que muchos esperaban que saliera de esta interpelación, la ‘prueba’ de que el presidente trató de interferir en la investigación del ‘Rusiagate’.
Las preguntas de los senadores estuvieron centradas en la declaración de siete páginas que había presentado al comité y que, en una acción inusual, como si se tratara de la previa del espectáculo, fue publicada la víspera.
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Pero hubo algunas diferencias a la hora de manejar los temas. Mientras los opositores querían hallar la ‘prueba’ de que la Casa Blanca trató de obstruir una investigación federal, los republicanos se enfocaron en destacar que el presidente no está siendo investigado y que no hay evidencias de colusión con Rusia.
Solo el republicano John McCain, quien estuvo como invitado especial porque no pertenece al comité, puso una nota diferente al insistir en que las investigaciones sobre Clinton y el ‘Rusiagate’ habían sido manejadas con un “doble estándard”.
La estrategia republicana
Del lado del partido de gobierno el foco siempre estuvo en el hecho de que Trump no estaba siendo investigado por el FBI, ni en una pesquisa criminal ni en una de contra inteligencia, lo que sirve a la narrativa oficial de distanciar al presidente del ‘Rusiagate’.
Republicano tras republicano dirigieron sus preguntas a Comey de manera que quedara claro que solo una vez el presidente o funcionarios de la Casa Blanca hicieron referencia a “dejar ir” a su exasesor de Seguridad Nacional Michael Flynn.
También hicieron énfasis en que si el presidente quisiera terminar con una investigación del FBI tendría maneras legales de hacerlo sin que necesariamente sea considerado sobrepasar su poder.
Con eso se demostraría que bien pudo haber un descuido o hasta una impropiedad por parte del presidente, no podría hablarse de una intención de influir en la investigación.
Además, los republicanos subrayaron por qué Comey no denunció en su momento las “presiones” que ejercía el mandatario con los frecuentes contactos que estableció con él (3 reuniones personas y 6 llamadas telefónicas en cuatro meses).
La senadora Susan Collins, republicana de Maine, le dijo: “El presidente nunca debería haber despejado la habitación y él nunca debería haberle pedido, como usted informó, dejarlo ir, dejar pasar la investigación” –en referencia a un encuentro en la Oficina Oval tras una reunión con la comunidad de inteligencia el 14 de febrero.
Pero luego le preguntó por qué no se quejó sobre esto al Departamento de Justicia. Comey dijo que no quería “alertar a la Casa Blanca” sobre el tema específico porque “era de interés investigativo para nosotros tratar de averiguar lo que acaba de suceder”.
Sin embargo, eso hace pensar que Comey estaba considerando que Trump podría haber cometido obstrucción de la justicia desde ese momento.
¿Y el presidente?
La idea republicana es reducir los señalamientos hechos sobre el presidente, dando a entender que el mismo Comey puede al principio no haberlos considerado tan “preocupantes” como ha terminado describiéndolos en sus declaraciones.
Comey dijo que no anunció que el presidente Donald Trump no estaba bajo investigación personal porque eso “crea un deber de corregir” si hubiera hecho ese anuncio en público.
“Ya lo he vivido antes”, señaló Comey en referencia a la investigación de los correos electrónicos de Hillary Clinton, cuando el entonces director del FBI dijo a finales de la campaña presidencial de 2016 que la agencia estaba investigando el caso.