El terremoto del sábado, de magnitud 7.8, sembró el terror en Katmandú, en localidades más pequeñas e incluso en las laderas del monte Everest, donde provocó una avalancha que enterró parte del campamento base lleno de escaladores extranjeros listos para intentar hacer cumbre en el pico más alto del mundo. Al menos 18 personas fallecieron y otras 61 resultaron heridas.
Por temor a que ocurrieran nuevos sismos, decenas de miles de personas atestaron durante el día las calles y durmieron durante la noche en parques o en un campo de golf. Otros acamparon en plazas al aire libre entre edificios agrietados y pilas de escombros. Se escuchaba periódicamente el sonido de las aspas de un helicóptero cuando las aeronaves sobrevolaban la zona.
El graznido de los cuervos se mezcló con gritos de terror mientras la tierra temblaba en la capital nepalí a primera hora de la tarde del domingo con una réplica de magnitud 6.7, mientras aviones llenos de suministros, médicos y equipos de ayuda de países vecinos empezaban a llegar al país empobrecido del Himalaya. No se reportaron víctimas del nuevo temblor, pero tuvo un enorme efecto psicológico.
“No nos sentimos para nada seguros. Ha habido muchas réplicas. No paran”, declaró Rajendra Dhungana, de 34 años, que pasó el día con la familia de una sobrina a la que incineraron en el Templo Pashuputi Nath en Katmandú.
“He visto la incineración de cientos de cadáveres. Nunca pensé que vería tantos… Nepal debe aprender una lección de esto. Deberían darse cuenta de la necesidad de construir edificios adecuados. Debería haber espacios abiertos hacia los que pueda correr la gente”.
Para el domingo en la noche, las réplicas al parecer perdían fuerza gradualmente. Un temblor de magnitud 5.3 sacudió una zona a unos 48 kilómetros (30 millas) al este de Katmandú.
Rescatistas temen nuevos derrumbes
Las autoridades de Nepal informaron el domingo que al menos 2,700 personas murieron en el país, sin contar a los 18 que fallecieron en la avalancha. Otras 61 murieron en La India y algunas en otros países vecinos.
En Katmandú murieron al menos 1,152 personas y la cifra de heridos en todo el país superaba los 5,900. Sin embargo, las tareas de búsqueda y rescate distaban de haber finalizado y se desconoce cuánto aumentarán las cifras. Tres policías murieron durante las labores de rescate en Katmandú, informó el vocero de la policía, Komal Singh Bam.
Los rescatistas ayudados por equipos internacionales pasaron el domingo retirando el escombro de los edificios -planchas de concreto, ladrillos, vigas de hierro y madera- en busca de sobrevivientes. Debido a que el aire estaba saturado de blancuzco polvo de concreto, muchas personas usaron cubrebocas o se ataron pañuelos en sus rostros.