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Caos en Venezuela en medio de rumores de golpe

supuesto intento de golpe de estadoUn excapitán al mando de 20 hombres intentó durante la madrugada de este domingo asaltar un cuartel en Valencia, la tercera mayor ciudad de Venezuela, con 2,1 millones de habitantes, en el centro del país. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) logró abortar la rebelión y retomó el control de las instalaciones. El confuso suceso se saldó con dos muertos y ocho detenidos, según ha informado Nicolás Maduro.

El asalto fue comandado por el excapitán de la Guardia Nacional Juan Caguaripano, en busca y captura por rebelión y traición desde hace tres años. Caguaripano escapó del enfrentamiento llevándose parte de las armas y municiones de la base de Paramacay, la más importante de blindados de todo el país.

Las Fuerzas Armadas venezolanas calificaron la incursión como “un ataque paramilitar de tipo terrorista” y aseguraron que se mantienen leales al presidente Maduro. El asalto abre la duda sobre el nivel de malestar entre los oficiales venezolanos por la deriva de la crisis del país, profundizada desde el fin de semana con la puesta en marcha de la Asamblea Constituyente promovida por el chavismo, aunque no hay constancia de que el asaltante tuviera algún apoyo desde el interior del cuartel.

Varios uniformados han sido detenidos en los últimos meses por la contrainteligencia militar venezolana por formar parte de supuestos planes de insurrección, entre ellos algunos generales. Caguaripano fue expulsado durante el primer semestre de 2014 por su supuesta vinculación con una conspiración que los medios locales llamaron Golpe azul, por el color del uniforme del oficial de mayor jerarquía involucrado, el general de brigada de la Aviación Oswaldo Hernández Sánchez. La justicia castrense condenó en enero a cuatro primeros tenientes y a otros tantos civiles por ese caso, pero Caguaripano permanecía en la clandestinidad. El general retirado de la Guardia Nacional Marcos Ferreira afirma que desde entonces Caguaripano se había relacionado con otros oficiales para formar un amplio movimiento de insurrección con ramificaciones en todos los sectores de las fuerzas armadas. La FANB asegura que Caguaripano había estado escondido en Miami en algún momento.
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Según fuentes militares, Caguaripano logró convencer a una parte de la tropa para vaciar el depósito de armas y tomar algunas zonas de la instalación militar. En los alrededores se escuchaban ráfagas de disparos, mientras las fuerzas leales a Maduro instaban a los rebeldes, por megáfono, a que depusieran las armas.

Horas después del ataque, en su cuenta de Twitter, Caguaripano aseguró: “Los objetivos fueron logrados satisfactoriamente en coalición con diferentes compañeros de las fuerzas armadas”. En otro tuit aseguró que habían sustraído “todas las armas del fuerte Paramacay”. Esa instalación militar es la sede de la 41 brigada blindada del Ejército, que tiene el mayor poder de fuego militar. El control de esa fortaleza es vital para el Gobierno. Un opositor que se manifestaba cerca del cuartel en favor de los atacantes murió por impacto de bala de las fuerzas de seguridad, según el opositor Henrique Capriles.

Fue Diosdado Cabello, hombre fuerte del régimen, el primero en denunciar la intentona golpista a través de Twitter. Horas después, la FANB, defensora de la revolución bolivariana instaurada en el país en 1999, aseguró en un comunicado que la incursión en el fuerte Paramacay había sido ejecutada “por un grupo de delincuentes civiles” que usaban prendas militares y un primer teniente en situación de deserción. Parte del grupo logró sustraer algunas armas y están “bajo intensa búsqueda”. “La FANB permanece incólume, unida monolíticamente aferrada a sus convicciones democráticas, con la moral en alto, apoyando de manera incondicional al presidente Nicolás Maduro Moros”, se afirma en la declaración.