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Quizas sería mejor decir: nos vamos quedando en la minoría.
O mejor: nos vamos haciendo cada vez “mas diferentes” a los otros. Digo, a los menos viejos. Bueno, hay diferentes niveles de vejez. Ahora la edad para el retiro del Seguro Social no es exactamente 65 años. Esa edad ha ido creciendo. Así que una persona de 65 o de 70 años, que no sea un vicioso, ni una de esas pobres gentes que nacen enfermas ( causas genéticas o medioambientales), bien puede presumir de su juventud.
Y esto puede llegar a los 75, edad en que muchos se convierten en Eméritos. Y luego, deberá acercarse a los 85 para que Fausto Miranda diga que “usted es viejo, pero viejo de verdad”.
Bueno, pues yo pasé hace varios meses, de los 90, a Dios gracias. Y me siento bien. Yo diría que muy bien, aunque alguna gente eso no lo crea. Sí noto en mi, que algunos músculos, algunos entusiasmos, algunas energías, van en notorio decrecimiento. ¿Puede decirse así?
Pienso que sí, pues también hubo unos años, ya lejanos, en que esos impulsos crecieron o se desarrollaron.
Lo anterior, en cuanto a mi organismo. al viejo cuerpo humano en el que surco los mares.
En cuanto a la vida social, aquello de irse quedando solo es una gran realidad. Creo que en ningún otro lugar del mundo los viejos tienen mejor asistencia médica que aquí en USA.
Pero ademas, tambien puede decirse que, con comodidades un poco mejor que en otros paises, aquí los viejos viven tambien mas aislados. Generalmente en edificios de viejos. Se les llama con otros nombres. Y los hay muy bellos y distinguidos,pero siempre lejos de la gente joven y de los niños.
Bueno, no me quejo. Y lo veo todo normal. Muy normal. Consecuencia del “progreso”.
Pero yo vengo de otro mundo. Vengo de los días, de la
manigeta, los muñecos de cuerda, la máquina de vapor. La serenata.
Y no es extraño que eche de menos gentes, músicas,
costumbres, en esta era virtual, viciosa, terrorista.
No me quejo. Nunca me quejo. No me faltará la Gracia