Por el Doctor Juan Durán.
Era entonces un diminuto aunque dinámico partido de cuadros, cuya dirigencia, en su gran mayoría de clase media, enarbolaba principios e ideales redentoristas, capaces de atraer a una juventud dominicana deseosa de reivindicar la política como la concibiera en su día Juan Pablo Duarte.
El PLD de entonces, el que fundara Juan Bosch, era una organización cuyas aspiraciones lo convertían en una expresión romántica del partidismo vernáculo. Sus directivos se ufanaban de practicar una ética política muy por encima de sus pares y no faltó quien, como Franklin Almeyda, clasificara la sociedad dominicana entre peledeístas y corruptos.
Eran tiempos en que en el PLD influían hombres de una integridad y honorabilidad a toda prueba, como José Joaquín Bidó Medina, Norge Botello, Luis Roché, Juan de Lancer, Ramón Andrés Blanco Fernández y los hermanos Valdez.
Lamentablemente, hoy día esos dirigentes ya no están en posición de conducir ni mantener un rumbo correcto en un PLD que ha desviado su cauce para mal. Alabanza propia, mentira clara, reza el viejo refrán español. Y no otra cosa puede asegurarse de la pregrina afirmación del senador Reinaldo Pared Pérez, quien en un alarde insólito de grandilocuencia vacua dijera que el PLD aplica desde el gobierno la misma política anticorrupción de Juan Bosch.
Porque no solo es ofensiva a la memoria de Bosch la afirmación de marras, sino que asegurar tal despropósito especialmente en los actuales momentos resulta de una desfachatez monumental.
Hablamos de que Pared Pérez es el mismo senador que revelara haber “chapaleado con suerte”, dice él, en medio del lodazal maloliente dejado por la Odebrecht. Y es el mismo secretario general de un partido del que varios prominentes directivos están acusados de haberse enriquecido con los dineros de la multinacional mafiosa con sede en Brasil.
Para el senador por el Distrito Nacional, que asegura no haberse salpicado siquiera con el goteo millonario de la Odebrecht en el Congreso Nacional, resulta fácil echar mano de solo palabras para equiparar la presente conducta política del PLD a la recia y digna postura que contra la corrupción enarbolara Juan Bosch cuando era el líder de los peledeístas. Pero las palabras se las lleva el viento y Pared Pérez no tiene hechos contundentes a mano que puedan respaldar esa verborrea insustancial que no pasan de ser fuegos de artificios.
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Desde que el PLD publicara aquel famoso Album de la Corrupción, es mucho lo que ha cambiado y no para bien, en una dirección peledeìsta huérfana de Bosch y, consecuentemente, huérfana de una orientación ética. Cuántos álbumes de la corrupción pudieran publicarse justo hoy, teniendo como protagonistas a dirigentes y funcionarios peledeìstas?.
Valga citar que en cada período de gobierno del PLD se han producido escándalos de corrupción, los que se han multiplicado con el pasar de estos casi veinte años de gestión morada. No es ocioso afirmar que tales gestiones han dejado bastante amoratada la cara y todo el cuerpo de la administración pública dominicana.
El que el senador Pared Pérez diga tan alegre y ligeramente que en el gobierno de Danilo Medina se mantiene la polìtica anticorrupción boschista equivale a decir que su opulento Comité Polìtico es un consejo de monjes tibetanos. Pretende el senador robarnos la memoria y presumirnos de tontos como si ignoráramos el enorme cúmulo de indelicadezas que pesan sobre no pocos funcionarios peledeístas.
Hace falta acaso recordar que, mal o bien contadas, las declaraciones juradas de muchos jerarcas del PLD confirman no solo que sus vidas cambiaron dramáticamente de simples chancletas a lujosas yipetas. Peor aun, es que de modestos dirigentes de clase media y baja se convirtieron en prósperos empresarios en diversos ramos.
¿Cómo es que con sueldos del Estado, a excepción de muy pocos y especializados que montan el millón de pesos mensuales,estos dichosos peledeístas han podido levantar verdaderas fortunas? ¿Cómo es que debiendo pagar alquileres, educación, alimentación, vestimenta y otros gastos familiares han podido fomentar negocios altamente beneficiosos cual si fueran magos de las finanzas? Nada que ver.
Esa prosperidad netamente peledeìsta no tiene otro origen que la corrupción administrativa y el tráfico de influencia.
Y el secretario general del partido oficial lo sabe de sobra, lodazales aparte. No le luce, pues, al senador Pared Pérez atribuirle al gobierno de Danilo Medina un comportamiento ético que sea comparable a la filosofìa anticorrupción del profesor Bosch. Porque no solo es una bofetada al pensamiento gallardo y incorruptible que el fundador del PLD exhibió estando en vida.
Es que al desdecirse de las propias ideas de su otrora líder, el gobierno peledeìsta confirma que su pensamiento y acción andan por otros caminos. De hecho, la administración peledeìsta es incapaz de aplicar las ideas anticorrupción de Bosch. Simplemente porque no le resultan rentables a quienes llegaron al gobierno a pie y hoy se alzan sobre la pobreza de la nación montados en helicópteros.