LIC. HERMES GUERRERO BAEZ
Mucho se ha hablado sobre el desarrollo sostenible, entendiéndose por desarrollo sostenible como el conjunto de políticas y estrategias que tienen por objeto el desarrollo de una sociedad en todos los aspectos de la misma, dígase, económico, social y de supervivencia en el tiempo, preservando, distribuyendo y administrando los recursos básicos para la supervivencia humana.
Bajo esa premisa, y en vista de las precariedades que han sufrido los pueblos, en razón del aumento de la demanda masiva tanto de los recursos naturales como de la estabilidad económica y social, se han llevado a cabo una serie de políticas tendentes a garantizar una buena calidad de vida a la sociedad y la estabilidad de dichos renglones en el futuro.
Pero un servidor se pregunta: ¿Ciertamente se han tomado en cuenta todas las políticas necesarias para garantizar el desarrollo sostenible en la República Dominicana? Entiendo que no, y prueba de ello son las consecuencias de la ausencia de políticas que más adelante señalo, las que me han llevado a dicha indudable conclusión, por las razones que expongo a continuación.
Existen una serie de renglones fundamentales, de los cuales el gobierno en sentido general, sea por ignorancia, negligencia o de forma aviesa no se han tomado en cuenta, entre ellas puedo citar:
1) Ausencia de políticas para eliminar la corrupción administrativa: Solo por citar algunas de las consecuencias de la corrupción a largo plazo para cualquier sociedad en el mundo, puedo afirmar que alguna de ellas son: a) la distracción de los dineros del erario público de parte los funcionarios públicos que se suponen que deben de velar por la transparente, justa y austera administración de los fondos públicos, lo que trae como consecuencia, aumento del costo de la vida de forma desproporcionada con el índice de inflación anual, el cual debería solo de experimentar cambios bruscos, productos de causas fortuitas o de fuerza mayor, tales como los desastres naturales, medidas tomadas por órganos internacionales de los cuales seamos parte, producto de la suscripción de tratados y convenios internacionales, entre otras; b) La impunidad de aquellos que desfalcan las arcas del Estado Dominicano en los tribunales competentes, lo que trae como consecuencia, la indignación e irritación de la sociedad y la desconfianza absoluta en la Justicia cuando se trata de casos de corrupción importantes, lo que culminará a la corta o a la larga en el trágico desenlace del caos total, el cual evoluciona lentamente iniciando con marchas pacíficas, denuncias y querellas, y ante la indiferencia del Estado Dominicano, continua con huelgas, enfrentamientos violentos y finalmente con la anarquía total; c) Las licitaciones amañadas, las cuales tienen como único designio, beneficiar a una persona determinada, sea para hacer o pagar un favor, pagar un aporte a una campaña política o para autobeneficiarse a través de testaferros aquellos titulares de los ministerios, departamentos o instituciones encargados de celebrar dichas licitaciones, lo que trae como consecuencia, la quiebra de pequeños, medianos o grandes empresarios que a pesar de participar en las licitaciones, nunca ganan una a pesar de tener las propuestas más razonables y convenientes para el estado en cualquier renglón o área en el que se desempeñen. d) El tráfico de influencias y el clientelismo, lo cual permite que solo ciertas personas identificadas, vinculadas o pertenecientes al partido de turno en el poder, puedan gozar de ciertas ventajas de las cuales el resto de los ciudadanos no gozan al menos que pertenezcan a la maquinaria corrupta que crea la estructura que permite este ilícito modus operandi, lo que trae como consecuencia la desigualdad, la inequidad y el fomento de la corrupción a través de dicho sistema, haciendo ver al resto de los ciudadanos que es esa la única vía de resolver sus necesidades en el tiempo prudente y razonable que requiera la demanda de los servicios requeridos a las instituciones públicas.
2) Ausencia de políticas para controlar la natalidad: Como dice el dicho: “donde comen uno comen dos” pero ¿pueden comer cien donde come uno? evidentemente que no, los recursos naturales son limitados, así como también lo es la capacidad del Estado de suplir las necesidades de los ciudadanos cuando se pierde el control de las masas y el caos prospera, por lo que dejar a la discreción de la sociedad el crecimiento demográfico sin que haya un control que limite de forma razonable la cantidad de personas que vivan en una determinada extensión superficial, se traduce en el suicidio a largo plazo;
3) Ausencia de políticas para promover los valores y las buenas costumbres: Resulta espantoso ver como de forma vertiginosa en las últimas dos décadas, la depravación, el libertinaje (como siempre, confundido con la libertad), la vulgaridad, el materialismo y la frialdad se han apoderado del ser humano, dejando en el olvido las buenas costumbres, los buenos modales y los sentimientos, siendo estas virtudes las que garantizan la convivencia y el respeto entre los ciudadanos en la sociedad.
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La cultura de la carrera por tener más en este mundo capitalista para ser reconocido como exitoso, la promoción de canciones que promueven la práctica del sexo de la forma más vulgar y explícita, la falta de educación paterna y materna a los hijos (sea por falta de tiempo, negligencia o cualquier otra causa justificada o no) garantizan a largo plazo, una sociedad formada por seres humanos egoístas, injustos, sin valores, sin sentimientos ni principios, requisitos indispensables para que estos puedan sostener una convivencia, sana y feliz en el tiempo, pues estas virtudes del ser humano son esenciales para que puedan comprender que le beneficia a largo plazo y que no.
4) Ausencia de políticas para controlar la distribución de los ciudadanos en el territorio dominicano: El principio del equilibrio es un principio universal, el cual, violarlo solo trae como consecuencia la inestabilidad, la inseguridad y consecuentemente el descalabro total emocional, psicológico, económico y social de los dominicanos y de cualquier grupo social en el mundo.
Resulta simplemente irracional, permitir que de treinta y una provincias con las que está dividida la República Dominicana y el Distrito Nacional, el cincuenta por ciento de la población dominicana esté concentrada en tan solo el Distrito Nacional, la provincia de Santo Domingo y la provincia de Santiago, la desproporción con respecto a la falta de distribución racional, organizada estratégica, de la población dominicana en su territorio, trae como consecuencia: a) caos en los territorios donde se encuentre la mayor concentración de la población, producto de los embotellamientos en el tránsito vehicular; b) insuficiencia de la oferta de empleos; c) aumento de la contaminación ambiental; d) aumento de la demanda de recursos naturales, entre ellos el agua (recurso esencial para la vida humana); e) aumento de la temperatura debido a todas las maquinarias que funcionan con energía eléctrica o combustible que generan calor constantemente, todo esto causa en los ciudadanos: irritación, estrés, ansiedad, desesperación, lo que se traduce en una serie de factores que impiden que los seres humanos puedan vivir en armonía, conviviendo en paz entre ellos.
En conclusión, desde mi humilde punto de vista, continuar haciéndonos de la vista gorda ante tales problemas que son de vital importancia, nos conducirá a largo plazo y de forma inexorable, al caos total, la inestabilidad, la anarquía y en fin, la destrucción total de lo que ha costado tanto trabajo y sacrificio tener.
Es de sabios aprender de los errores ajenos, miremos a otros países, que a causa de desatender estos problemas fundamentales, se encuentran pagando las penosas consecuencias hoy en día.
La medicina preventiva es preferible ante la medicina curativa, pues sale más económica y nos evita pasar por situaciones desagradables y traumáticas que se pueden evitar. En posteriores publicaciones iré exponiendo mis humildes propuestas para cada uno de los problemas fundamentales que amenazan la estabilidad y el desarrollo sostenible de la República Dominicana.