El día comenzó bajo los augurios del triunfo de Hillary y los
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Demócratas. Aquí en Miami, el Nuevo Herald y el “Viejo” Herald apoyaban a Híllary al igual que las cadenas de Telemundo y Univisión. Aquí, como también en otros lugares, los que iban a
votar por Trump hicieron mucho menos ruido. Esto, unido al pobre entusiasta apoyo que el candidato recibió de su propio partido Republicano hizo mas creíble para muchos los resultados de las
encuestas, casi siempre muy favorables a Hillary.
El día fué pasando y llegada la noche se escucharon los primeros reportes de las urnas mas cercanas a la Oficina de los conteos. Hillary iba ganando. Y asi ocurrió parte de la noche
con el conteo de las urnas del Sur de la Florida. Las cosas comenzaron a cambiar a la llegada de los datos de las ciudades del Norte.
De todos modos y aún con ese cambio yo creía que íbamos a perder.
Al día siguiente desperté con la grata sorpresa de que habíamos ganado.
Entonces comenzó el forcejeo. Es que a Híllary le sobraron
unos cuantos millones de votos populares.
Esto ocurrió en New York, Chicago y en ciudades de California. En esos lugares era o es muy débil lo que podemos llamar el Nacionalismo Americano, que promovía Donald Trump en su campaña: American First. Además de que en estos lugares fueron quizas menos exigentes al comprobar la identidad de los electores.
El caso es que ganamos el voto electoral y los delegados necesarios para ganar la Presidencia.
Aún así, el forcejeo siguió. Pues, según parece hubo alguna diligencia de parte de los republicanos de Mit Ronmey para encabritar algunos delegados y…
La cosa no dió resultados y Trump se juramentó como el Presidente americano.
Pero, casi inmediatamente comenzo a buscarse no el chivo expiatorio, porque no había chivo, sino alguna pifia que pudiera dar motivo a un Impeachment.
Y así hasta el día de hoy. es decir un año despues.
Un abrazo,
Tiberio
