Por Nelson Encarnación
Sea por manipulación, como alegan dirigentes, o ya sea por su realidad, debe llamar poderosamente la atención que en la reciente encuesta Gallup, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) haya desaparecido del espectro electoral del país.
Esta es la conclusión lógica al conocerse los resultados de esa investigación, en la cual figuran con posicionamiento las otras organizaciones políticas que ocuparán las primeras casillas en la boleta que la Junta Central Electoral (JCE) utilizará en los comicios generales de 2020.
Es decir, que mientras se conoce el parecer de los ciudadanos respecto de potenciales candidatos en los partidos de la Liberación Dominicana (PLD), Revolucionario Moderno (PRM) y Reformista Social Cristiano (PRSC), el PRD no es tomado en cuenta como organización que pudiera presentar candidaturas nacionales para entonces ni en ningún otro escenario.
¿Qué pudo suceder para que una situación tan catastrófica se reflejara en una encuesta con muestras a nivel nacional?
Habría que preguntar a quienes prepararon la muestra, si ocurrió una de las siguientes situaciones:
1) ¿Los entrevistadores obviaron de manera deliberada preguntar a los encuestados sobre quiénes en el PRD pudieran ser candidatos?
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2) ¿Dejaron a los entrevistados en libertad de señalar preferencias en cada partido y en ese escenario nadie mencionó al PRD?
Si ocurrió el primer caso, estaríamos en presencia de una manipulación de la investigación como alegan dirigentes del PRD, lo que no se le supone a una empresa como Gallup que se empeña en cuidar su reputación.
Pero si sucedió lo segundo, más que denunciar la encuesta, la dirigencia del PRD, empezando por su presidente Miguel Vargas Maldonado, debe de aprovechar la coyuntura para analizar el porqué de una situación tan comprometida para un partido que quisiera recomponerse con miras a venideros procesos electorales.
Que una formación de tanto arraigo histórico en las masas populares como lo fuera el PRD haya desaparecido de la mente de la población—asumiendo que haya sido el caso en una pregunta abierta—tiene que llamar a la reflexión de sus dirigentes, pues no es nada prometedor que luego obtener en las pasadas elecciones el 5.86 % de los votos, válido para el tercer lugar aunque distante, no fuera siquiera citado en una encuesta de alcance nacional.
Es cierto que como consecuencia de la última crisis que le afectó, el PRD fue prácticamente succionado por el PRM que le sustituyó como opción de poder en las elecciones pasadas. Pero de ahí a caer en un abismo político hay una distancia importante.
En conclusión: me parece que el problema fundamental en estas circunstancias es que el PRD carece de un liderazgo que se entregue al trabajo político que caracterizó a su dirigencia histórica.