Por Olga Capellán.-
Ante la desencadenada discusión que se ha venido llevado a cabo si un nieto del tirano Rafael Leonidas Trujillo podrá o no presentarse como candidato a la presidencia de la República Dominicana, en momento que el país pasa por dificultades de diversas índoles.
Es lamentable, que los dominicanos a 57 años de la caída de sátrapa, son muchos los que desean volver a tener al generalísimo Trujillo al mando del poder, aunque sea a través de uno de sus genuinos parientes, y a pesar que la Constitución de la República prohíbe la participación de la familia Trujillo involucrarse en la política interna de la nación.
En nuestro país, se contempla en reglamentos constitucionales que la familia Trujillo no puede participar en ninguna actividad con fines políticas o afines en la República Dominicana.
Pero él, Ramfis Domínguez Trujillo, quien nació en el año 1970 no conoció a su abuelo Rafael Leonidas, un joven apuesto, inteligente, educado desde hace tiempo viene luchando por integrarse a la sociedad dominicana, de hecho no nació en el país, pero dice estar preocupado por la situación en que se vive aquí.
Soy de pensamiento de que a nadie se le puede quitar ese derecho y sentimiento de querer a su patria, patria no por nacimiento, sino por sangre, sangre que está prohibida en este país por ser uno de ellos, es decir: por ser un trujillista.
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Con esa disyuntiva en el país se le quitará la máscara a gran parte de la población que creyó que el trujillismo en República Dominicana había muerto, pero no es así, está ahí latente y viviente, ya que gran parte de la población desea ver a alguien en el poder que venga a arreglar las cosas, a enderezar los entuertos políticos y sociales existente, que viene corroyendo a nuestra sociedad, muchos son las personas que han creído que solo un Trujillo está en capacidad para resolver los principales problemas que aquejan la nación.
Que Ramfis Domínguez sea un miembro más de la familia Trujillo, interesado por la política dominicana, no quiere decir que porque su abuelo fuera un sátrapa de los más sanguinarios en la historia no solo de la República Dominicana, sino de América Latina y el Caribe, como dije; esto no significa que si le dan la oportunidad de regir los destinos del país, lo haría con el mismo diseño de latrocinio y crímenes como lo hizo el generalísimo, no, porque estamos viviendo en otros tiempos y las condiciones ya no son las mismas.
Quién sabe si le dan la oportunidad, quizás haría un buen gobierno, un gobierno que acabe con el desempleo, la desigualdad social, el problema de la salud, y la educación que son esenciales, la delincuencia en general, la criminalidad, y sobre todo con la invasión pacífica de haitianos y el narcotráfico.
Es de ahí la aclamación de muchos dominicanos: Trujillo ven a ver, como si Trujillo tuvo compasión con los dominicanos, a menos que no fuese con sus seguidores, con aquellos que cumplían a carta cabal sus órdenes, las ordenes de aniquilar a todo aquel que no se pusiese bajo su dominio como los hizo con grandes hombres y mujeres que nunca se doblegaron ante él.
Son cosas que solo se pueden ver en una bola de cristal, pero habría de ser muy clarividente para esto. En la República Dominicana a los Trujillos se le prohíbe participar en la política y en las decisiones internas de la nación, y Ramfis Domínguez Trujillo, no ha hecho vida social en República Dominicana, nadie conoce a ciencia cierta sus intenciones, son muy pocos quienes le conocen, aunque demostrado está: los Trujillos siguen teniendo vigencia en diversos sectores de nuestra sociedad, política, social y económica, pero el mismo, debe irse a tocar su música a otra parte.