Por Juan TH
Hipólito Mejía y Luís Abinader son, hoy por hoy, las figuras fundamentales del Partido Revolucionario Moderno (PRM), los que deben garantizar la unidad de todos sus organismos.
Tengo entendido que desde hace meses ambos e reúnen todas las semanas junto con los principales dirigentes para trazar las políticas que deberá implementar el partido tanto en lo interno como lo externo. (Ojalá esa práctica se mantenga)
Hipólito no controla la estructura partidaria; Luís, tampoco. Por lo tanto tienen que actuar con la suficiente sensatez y madurez política para que el partido no se divida en tendencias, sino, como propuso alguien, en ideas, valores y principios.
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Hay que insistir en trabajar en la marca. Que en el subconsciente de la gente desaparezcan las siglas del PRD y sean sustituidas por las del PRM. Esa no es tarea fácil. La mitad del pueblo dominicano pasó más de 70 años simpatizando por ese partido. Borrar ese sentimiento no se logra sin una labor política.
Sin un partido fuerte y unido, es muy difícil que Hipólito o Luis ganen las elecciones. Lo que permite el triunfo no es sólo una buena candidatura, es el partido, el PRM, unido, integrado por hombres y mujeres formados políticamente, con valores bien arraigados que les permitan defender el voto en las elecciones, a cualquier precio.
Ante esa situación, es imprescindible un entendimiento entre Hipólito y Luís; que sus legítimas aspiraciones a la candidatura presidencial no obstruya los trabajos organizativos, ni el diseño de las políticas para enfrentar al gobierno.
El propósito fundamental de ambos no puede ser la presidencia de la República. Debe ser derrotar al PLD, sacarlo del gobierno. Eso, a mi juicio, es más importante que cualquier candidatura, incluyendo senadurías, diputaciones y alcaldías.
La convención para elegir las nuevas autoridades bien puede hacerse unitariamente. El PRM tiene muchos hombres y mujeres de probada experiencia y capacidad para ocupar dignamente la presidencia, secretaria general, entre otros cargos.
Contrario al Partido de la Libración Dominicana donde no hay equilibro ni contrapeso porque hace mucho que Danilo Medina se alzó con “el Santo y la Limosna”, es decir, con el partido y con el Estado, en el PRM hay –y debe haber- equilibrio, entendimiento, compañerismo y espíritu de cuerpo.
La situación del PRM es envidiable. Los vientos soplan a su favor. Puede vencer al PLD que se deteriora cada día más, pero Hipólito y Luís (y la gente que los siguen) deben entender que ambos son necesarios, que todos; dirigentes, militantes y simpatizantes, forman una fuerza, un muro de contención no importa si están con Hipólito o con Luís.
En el PRM todos precisan de todos. La consigna es: “uno para todos y todos para uno”. Pónganse de acuerdo. No peleen por lo que no tienen. Hagan un pacto por la unidad y avancen. Al final la gente decidirá quién será el candidato presidencial.
PD: Aunque no milito en el PRM –renuncié- siento que hay mucha desavenencia, irrespeto, descalificaciones, insultos y atropellos que Hipólito y Luis no practican. Los militantes de un partido deben ser compañeros, respetuosos y solidarios. Las ideas y unidad de propósito es lo que los une alrededor de una organización política. No lo olviden.