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Opiniones

La libertad se muere

Dr.Juan Durán Ex catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
Dr.Juan Durán Ex catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

Por el Dr. Juan Durán, ex catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo

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Lo escribo con pesar. La libertad se muere. Ayer sentíamos pasión y orgullo por perseguir un sueño que revolucionara el mundo. Hoy la globalización aplasta ideales, uniforma el pragmatismo y lo que antes era una aspiración que podía salvar a la Humanidad hoy no es más que una aspiración nostálgica objeto de burla.
Es cierto. La libertad agoniza y lo más preocupante es ver que buena parte de nuestra juventud vive de espaldas a la utopía y prefiere contentarse con el Smartphone más reciente, el auto más reluciente o la práctica de
mil y una formas de evasión que no conducen sino a la disolución social.
La libertad se nos muere irremediablemente y esos jóvenes y quienes siendo más adultos están obligados a conducirla y orientarla han echado de lado el sentido de compromiso social que iluminó otras generaciones y, en cambio, viven alocadamente el hoy y el ahora sin más consecuencias que disfrutar sin mayor perspectiva que repetir la dosis al día siguiente.
La sociedad dominicana de hoy, condición que no es exclusiva de ella, experimenta una peligrosa y acelerada disgregación social debido a que sus líderes no han sabido ni querido enrumbarla por senderos de progreso con equilibrio, superación con igualdad, disfrute sin privilegios.
La libertad se muere porque los gobiernos de turno, enquistados en el poder sustentados con la manipuladora plataforma de clientelismo, se han dedicado a fabricar fortunas en perjuicio de una sana y justa distribución de la riqueza.
Los gobiernos del PLD son buena muestra de lo precitado.
Sus dirigentes se han convertido en potentados, con cuentas fabulosas en su haber gracias a gobernar en su favor, mientras las masas hambreadas claman por mayores recursos para salud y la educación.
Ejerciendo el poder bajo un manto de corrupción e impunidad, las administraciones peledeístas han convertido el gobierno en una corporación privada enriquecida con dinero público, mientras el país sigue ocupando lugares de vergüenza en el ranking de las naciones más desfavorecidas de América Latina.
La libertad se muere porque el pueblo es sometido a un esquema perverso de retorcimiento y manipulación, y a un bombardeo propagandístico incesante que le ha llevado a cuestionar su propia dignidad, sometiéndolo a la dictadura infamante de la dádiva y la prebenda gubernamental.
Don Dinero personificado en un montón de políticos inescrupulosos lo compran todo como si estuvieran en un mercado, dejando poco espacio para un ejercicio de la política como la soñara Juan Pablo Duarte.
La libertad se muere y de ello somos culpables todos. Ellos, los gobernantes corruptos y sus aliados; nosotros, los que combatimos a diario sus maniobras en perjuicio de la población.
Hace falta revaluar principios y recuperar el sentido más elevado del compromiso social para reclamar a viva voz nuestros derechos.
Solo empoderándonos a tiempo evitaremos perder esa libertad que hoy agoniza y que es un bien preciado que debemos preservar a toda costa.