Discurso del presidente Danilo Medina, parte relacionada a los dominicanos en el exterior.
Hermanos y hermanas de la diáspora
Este año quiero dirigirme especialmente a ustedes, para llevarles nuestro mensaje de esperanza.
En primer lugar, anunciarles que para los residentes en el extranjero que quieran visitar el país o para los que vengan para retirarse, a través del SeNaSa estarán cubiertos ante cualquier eventualidad médica.
Tendrán un seguro que les asista en emergencias, internamientos, cobertura de medios de diagnóstico y servicios de maternidad.
Este seguro entrará en vigencia en mayo de 2018 y la afiliación al mismo podrá realizarse vía internet o a través de las oficinas de manera presencial.
Para quienes vienen de vacaciones se dispondría de un seguro con una vigencia máxima de 6 meses.
Además, estamos creando facilidades para que nuestra diáspora pueda comprar su vivienda en Ciudad Juan Bosch o cualquier otro proyecto habitacional que se construya bajo la figura del fideicomiso.
Para agilizar el proceso, dispondremos de una Ventanilla Única Inmobiliaria en cada consulado, para que allí puedan realizar todos los trámites, que además serán gratuitos.
Podrán también beneficiarse del bono ITBIS y el bono Tierra, que aportan entre 8% y 12% del valor de la vivienda.
Y para su tramitación, la DGII ahora permitirá que quienes no puedan vivir de inmediato en sus viviendas, se las dejen ocupar a familiares y allegados cercanos, en lo que se preparan para su retiro definitivo.
También se ha gestionado que el Banco de Reservas financie hasta el 80% del valor de la vivienda, con tasas del 9%, mediante demostración de ingresos o remesas periódicas, sin necesidad de garante local.
Y para aquellos dominicanos en el exterior que deseen formarse en el país donde residan, les informo que a través del MESCYT dispondremos de becas de estudio para estudiantes meritorios.
A cambio, solo se les solicitará que realicen trabajo voluntario, en favor de la comunidad dominicana en el exterior.
Además, estamos facilitando la entrega de los servicios a todos los dominicanos en el exterior, replicando el sistema de “Mi Consulado” que ya funciona en la Ciudad de New York.
Se podrán realizar solicitudes de cita en línea, y facilidades de documentación e información, asegurando que no pierdan un día de trabajo cuando requieran un servicio.
Y muy pronto anunciaremos un listado único de tarifas consulares, acorde con los costos de los servicios y tomando en cuenta las prácticas de países similares al nuestro.
Finalmente, anuncio que a través del Ministerio de Relaciones Exteriores hemos instituido el premio Oscar de la Renta para promover y galardonar cada año a los ciudadanos destacados de nuestra diáspora, porque queremos reconocer públicamente su labor, sus aportes y difundirlos a través de actos públicos.
Porque cada uno de ellos engrandecen y ponen el alto la Patria más allá de las fronteras y es nuestro deber como Gobierno reconocer a aquellos que son ejemplo a seguir para toda la sociedad.
Amigos y amigas,
Es cierto que aún nos quedan muchos desafíos por superar como país y que es mucho lo que nos queda por hacer.
Sabemos que aún hay familias pasando dificultades, que hay jóvenes que siguen sin empleo, que todavía no hemos alcanzado los niveles de desarrollo que deseamos en muchos aspectos y que nuestras instituciones deben seguir fortaleciéndose.
Eso es una realidad.
Sin embargo, no podemos perder nuestro horizonte, ni dejar de luchar por nuestros objetivos.
Recordemos hacia donde nos dirigimos y cuál es nuestro rumbo.
Recordemos esa gran meta por la que trabajamos día a día y que es la suma de todo lo que vamos logrando: convertirnos en un país de clase media.
¿Pero qué significará realmente ser un país de clase media?, cabe preguntarse.
Significará que lacras como el hambre o el analfabetismo habrán sido desterradas para siempre de la República Dominicana.
Significará ser un país donde la gente vive dignamente de su trabajo, y habita en comunidades dignas y seguras.
Significará que una nueva generación de dominicanos haya crecido bien alimentada, con mejor salud y educación y con las mismas oportunidades que en cualquier país desarrollado.
Significará tener ciudades ordenadas y limpias, tranquilidad en los hogares y servicios públicos de primera calidad.
Significará tener un pueblo dominicano con más derechos que nunca, por supuesto, pero también con los deberes y responsabilidades que implica ser una nación de clase media.
Con este espíritu, mis reflexiones de hoy se dirigen a solicitar a todo el pueblo dominicano que nos acompañen en este objetivo y que avancemos juntos en tres tareas fundamentales:
La primera tarea es cuidar y mejorar en todo momento nuestra convivencia, respetando las diferencias y poniendo en primer lugar el bien común.
Pensar en el otro, ponernos en su lugar, respetar todos los puntos de vista y anteponer el diálogo al conflicto debe ser nuestro primer horizonte.
Da igual si hablamos de manejar en la hora pico o de firmar un pacto de país, siempre el respeto y la convivencia debe ser nuestra primera norma.
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Porque olvidar eso solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de los pueblos.
Por tanto, respeto y consideración a los demás, a los mayores, entre hombres y mujeres, en las escuelas, en los colegios, en el ámbito laboral y, por supuesto, también en la vida política, debe ser nuestra primera norma.
La segunda tarea que les propongo emprender juntos es orientar siempre nuestra energía y capacidades de forma constructiva, positiva y optimista.
El progreso, la modernización, el bienestar, requieren siempre de una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empequeñecer, de fortalecer y no de debilitar.
Unámonos todos al gigantesco equipo de los que buscan soluciones y quieren progresar, y no al de esos pocos que prefieren buscar culpables o excusas.
Porque ahora es el momento de pensar en la República Dominicana que queremos para las próximas décadas, que será la de nuestros jóvenes de hoy, y de forjarla con solidez y confianza.
Y eso comienza por cada uno de nosotros.
Los estudiantes esforzándose en sus clases, los empleados trabajando responsablemente, los empresarios creando empleo, riquezas y oportunidades y, por supuesto, los funcionarios sirviendo siempre con humildad y rectitud al pueblo dominicano.
Todos tenemos algo que aportar, ya sea una idea, una hora más de nuestro tiempo o sencillamente una sonrisa.
Y todo cuenta, si queremos construir un país de optimismo, de puertas abiertas y de oportunidades.
Y la tercera tarea es, quizá, la más importante: miren siempre a su alrededor con los ojos del corazón.
Reserven un espacio cada día para pensar en el otro, en el que menos tiene, en el que hoy nos pasó desapercibido en el trabajo, incluso en el que nos hizo daño, y vuelvan a mirarlo desde el corazón.
Deténganse a dar ese abrazo en casa que a veces olvidamos por la prisa, deléitense con la mirada de sus hijos e hijas.
Tómense unos minutos para mirar a su alrededor con la mirada limpia, sin prisa y sin prejuicios, para valorar todo aquello que nos rodea, que hemos ido construyendo y ganando con esfuerzo, con tesón y con ilusión.
Miren con el corazón y sientan ese orgullo y esa alegría que nos une a todos y que es el amor por nuestra bella Patria.
Este es el país de los que se levantan temprano, de los que quieren ayudar, de los que no se rinden.
Es el país de la música, del arte, de la pasión por el deporte.
Es el país del compartir, de la sonrisa, de la alegría en las calles.
Es el país en el que cabemos todos y todas, en el afecto y el respeto mutuo.
Es el país para el que me honra ser presidente y dedicar todo mi tiempo, siete días a la semana, porque todas las horas son pocas para servir a este pueblo noble y laborioso.
Es el país que está cambiando día a día, ante nuestros ojos y que estamos construyendo para nuestros hijos e hijas.
Miren de nuevo, miremos todos juntos, con los ojos del corazón y veremos que es mucho lo que hemos avanzado, mucho lo que podemos celebrar y muchas las razones para sentir orgullo de ser dominicanos.
Este 2018 será un año de compromisos cumplidos, de realizaciones y de nuevas iniciativas que sorprenderán a muchos.
Este será el año de la puesta en marcha de Punta Catalina, del Teleférico de Santo Domingo, de la línea 2b del metro y de la entrega de obras emblemáticas, como la carretera Navarrete- Puerto Plata, la carretera turística de Puerto Plata o la circunvalación de Azua, entre muchas más.
Será el año de la salud, con la entrega de la Ciudad Sanitaria Luís Eduardo Aybar, la más moderna del Caribe, así como de 50 hospitales y centros de diagnóstico más.
Pero, además, será el año en el que comencemos varios hospitales adicionales, entre ellos el regional de San Francisco de Macorís, el de Bonao y el de Neiba, entre otros.
Será también el año de entrega a la población, del parque botánico y el parque central de Santiago, la remodelación urbanística de la Vega y la terminación de Mesopotamia y Tenguerengue en San Juan de la Maguana, con la entrega de más de 700 apartamentos.
También cuando más de 5,000 familias tendrán su hogar en Ciudad Juan Bosch Santo Domingo.
El 2018 será el año en que se entregarán más de 600 nuevas escuelas que están en construcción, aportando 12,000 aulas para completar las 28,000 prometidas en el 2012, el año en que los niños de la escuela pública tendrán por primera vez computadoras y también el año en que veremos nuestras montañas reverdecer, con más de 700,000 tareas más reforestadas.
En definitiva, será un año para el optimismo, la esperanza y la confianza.
Señoras y señores,
Tenemos motivos más que poderosos para creer en nuestro país, para mirar al futuro con optimismo y para avanzar sin miedo.
Tenemos la posibilidad en nuestras manos de seguir sembrando esperanza y construyendo un país en paz, cada vez más justo y con excelentes perspectivas de crecimiento.
Tenemos todo para alcanzar nuestras metas, trabajando cada día con decisión y con entusiasmo.
Y, sobre todo, tenemos un mismo objetivo que nos une y nos hace imparables: nuestro orgullo de pertenecer a esta tierra, nuestro deseo de elevar ante el mundo la bandera y la Patria dominicana, de la misma forma que lo hicieron nuestros héroes.
Ahora es el momento de honrar su memoria con nuestros actos, sumándonos al ejército de los que llevan en su pecho el amor a nuestro país y lo muestran cada día con su nobleza, con su entrega y con su deseo de servir.