Estados Unidos dio este jueves un nuevo paso en la histórica reconciliación con Cuba al anunciar nuevas regulaciones, vigentes a partir del viernes, que facilitarán los viajes y el comercio de estadounidenses hacia la isla.
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“Están enmarcadas en el viraje en las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.”
“El anuncio nos pone un paso más cerca de reemplazar políticas obsoletas que no funcionaban y establecer una política que ayude a promover las libertades económicas y políticas para el pueblo cubano”, dijo el secretario del Tesoro, Jacob Lew.
Aunque un embargo de Estados Unidos sigue vigente, el nuevo marco normativo reduce las restricciones para viajes a Cuba, aumenta los límites de las remesas, permite a los bancos estadounidenses establecer cuentas en instituciones cubanas, facilita los servicios de telecomunicaciones con la isla y permite la exportación de teléfonos celulares y otros equipos.
Las medidas, aplaudidas este jueves por agrupaciones empresariales, están dirigidas al grueso de los estadounidenses.
Desde 2009 los cubano-estadounidenses ya podían viajar libremente a Cuba y enviar remesas sin límites de monto a sus familiares en la isla, luego que Obama unilateralmente levantó restricciones que estaban vigentes por décadas.
“Estos cambios permitirán inmediatamente a los estadounidenses ofrecer medios para impulsar a la población cubana a volverse menos dependiente de la economía estatal y ayudar a facilitar nuestra creciente relación con el pueblo cubano”, señaló el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
Las nuevas regulaciones están enmarcadas en el viraje en las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, que el presidente estadounidense Obama y su par cubano Raúl Castro anunciaron el 17 de diciembre.
El histórico acuerdo abre la vía a la reconciliación entre los dos países, distanciados por solo 150 kilómetros de mar pero con una relación hostil de más de medio siglo.
Las medidas “le dan un efecto legal al histórico cambio de política”, dijo la secretaria de Comercio, Penny Pritzker.
La nueva política hacia Cuba, sin embargo, es denunciada por la oposición del partido Republicano, que controla las dos cámaras del Congreso, una instancia ineludible para levantar el embargo.
Los críticos acusan a Washington de ceder demasiado sin obtener un compromiso por parte de La Habana de implementar reformas democráticas en la isla.
“Una cosa aun más clara hoy es que este pacto unilateral está enriqueciendo a un tirano y su régimen a expensas de los intereses estadounidenses y del pueblo cubano”, dijo el senador republicano Marco Rubio, cuestionando la autoridad legal de Obama para decretar las nuevas regulaciones.
Rubio, de origen cubano, es uno de los más feroces detractores de la nueva política de la Casa Blanca hacia La Habana y ha prometido una batalla en el Senado para impedir el levantamiento del embargo.
Obama ya expresó su convicción de que la política de aislamiento a Cuba fracasó, y que un mayor intercambio de bienes y personas puede impulsar una transición en la isla gobernada desde 1959 por los hermanos Castro.
Para el analista William LeoGrande, el incremento de intercambios de Estados Unidos y otros países con Cuba “eventualmente llevará, sino a una democracia multipartidista, al menos a una apertura política”.
Para LeoGrande, el gobierno cubano ha usado la justificación de la amenaza estadounidense para mantener el control, y en la medida en que esa amenaza disminuye se podrá esperar que el gobierno se torne menos rígido.
Los cambios implican una revisión general por parte de los Departamentos de Comercio y Tesoro de las normas de Regulaciones sobre Bienes Cubanos y Regulaciones de Exportaciones (EAR, en inglés), y estarán vigentes a partir del viernes.