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Aprovechando las conmemoraciones reformistas del mes de julio – primer ascenso al poder de Balaguer, aniversario de fallecimiento y aniversario del PRSC- me permito proponer la estructuración de un POLO REFORMISTA para las próximas elecciones presidenciales.
Las condiciones están dadas para que ese POLO REFORMISTA sea determinante en las elecciones presidenciales para el 2020, sobre todo si se reglamentan las alianzas para que en la primera vuelta cada partido concurran Todos contra todos.
En primer lugar ya hay tres polos prácticamente creados. Uno lo constituye esa especie de entente alrededor de Danilo Medina o Hipólito Mejía. Un segundo está constituido por Leonel Fernández. Y el tercero lo encabeza Luis Abinader.
Cada uno de esos tres polos, según todas las encuestas, mueven entre la tercera o cuarta parte del electorado. De allí que la probabilidad de que no haya decisión en primera vuelta es tan alta que apunta indefectiblemente a una segunda vuelta.
Por eso, un candidato/partido, fuera de los citados , que alcance un porcentaje de votación de dos dígitos, resultará determinante sobre el triunfo en la segunda vuelta del 2020. Y como determinante que seria, de hecho formará parte del gobierno que resultare electo.
Solo dos partidos pueden llegar a dos dígitos en las próximas elecciones:el PRD por el lado del gobierno y el reformismo. Esto así, porque los demás partidos que participaron en las elecciones del 2016, ninguno llegó al 2%. De los 22 partidos minoritarios, 17 no tenían alcance nacional manifestándose en que no pudieron ni siquiera designar los delegados y suplentes que manda la ley en todas las mesas electorales y nunca han concurrido con candidato propio en unas elecciones.
Para el reformismo y el PRD llegar a dos dígitos, tendrían que duplicar su votación con relación a 2016 lo cual es posible de ejercer una labor política continua y sistemática, compatible con los reclamos de la sociedad.
Ninguno de los partidos mayoritarios o minoritarios puede hacerlo mas que el reformismo.
Porque lo que está reclamando la sociedad constituye la esencia de la impronta reformista: autoridad y orden, sensibilidad social respetuosa de gobernados, disciplina fiscal, frenar endeudamiento, levantamiento de infraestructura generadora de puestos de trabajo, incentivar producción, preservar medio ambiente, proteger identidad nacional, asistencia social sin discriminaciones, etc.
Porque dispone de una raíz formativa, ideológica y de liderazgo, diferente con relación a los demás partidos mayoritarios
Y porque lo hemos hecho en el pasado. Para las elecciones del 2000, el reformismo más que duplicó su votación con relación a 1996 y 1998. Habiendo obtenido entre 12 y 14% respectivamente, alcanzamos la cuarta parte del electorado en las elecciones del 2000. En estas elecciones como partido quedamos en segundo lugar y llegamos a alcanzar en determinadas encuestas niveles preferenciales del 30%.
El principal factor de crecimiento en aquella ocasión lo constituyó la continua y sistemática presencia colectiva de su dirección ante la sociedad dominicana enarbolando un posicionamiento sistemático de denuncias y propuestas frente a problemas nacionales, que permitió animar y conglomerar a los reformistas en sus respectivas jurisdicciones. Y por eso aumentar su nivel de preferencias en las encuestas para hacer más atractivas la nominación de candidaturas presentadas y aumentar, en consecuencia, su caudal electoral.
Las condiciones y experiencias están dadas para crear un POLO REFORMISTA que sea determinante de los resultados electorales para 2020 y llevar, en consecuencia, al poder, un modelo de gestión diferente al mal camino que nos está conduciendo la presente.