Por José Castellanos
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Como todos sabemos el Presidente Trump necesita al
Congreso para aprobar las nuevas leyes que el progreso de
la nación requiere.
Se dice que el Partido Republicano tiene mayoría
en ambas cámaras. Pero se sabe que varios de esos Senadores
y Representantes no son partidarios del Presidente y que podrían
votar en su contra. Algunos ya lo han hecho.
Ignoro si hubo ya algunos esfuerzos para traer a esos disgustados de nuevo al redil. Al redil del Presidente, porque del
Partido Repúblicano oficialmente no se han ido. Y eso es lo raro.
Lo muy raro. Recuerdo que tres o cuatro días antes de las pasadas
elecciones de noviembre del 2016 vi en la TV (un canal hispano)
al Representante Carlos Curbelo, Distrito 26 de la Florida, diciendo
que todavía no sabía por quien iba a votar para Presidente.
Pero Curbelo era entonces, y lo es ahora, Representante por
el Partido Republicano. Y el Partido Republicano había elegido ya a Donald Trump su candidato para presidente. ¿Como decía
Curbelo que no sabía por quien iba a votar?
Se sabe, y hasta se comprende el por qué, varios grupos de influyentes Republicanos se han apartado del apoyo
al Presidente que eligió su propio Partido. Por supuesto, no soy
yo quien podría llamarlos a la comprensión.
Pero sí, me parece que este es un momento apropiado para
ver la situación mas serenamente. Entiendo que la gran mayoría
de esos disgustados no tienen otra opción que no sea volver a su
casa. Digo, otra opción honorable.
Entiendo que no caben ya en el Partido Demócrata que gira, cada vez más hacia la izquierda. Y ahora una izquierda con su poco de Marxismo Cultural y de ese asunto de los transexsuales.
Tampoco es razonable repetir lo de Ross Perot.
Así que me parece que una salida de buena política sería ir apoyando desde ahora, y si se quiere muy discretamente, a los candidatos Republicanos más afines al Presidente Trump.
Con el triunfo de estos candidatos, que será también el
triunfo del Partido, trinfarían también ellos.
Un abrazo,
Tiberio