Fue en 2016 cuando investigadores de contrainteligencia se dieron cuenta de que en el corazón de la embajada de Estados Unidos en Moscú tenían a una espía rusa, dijeron funcionarios a CNNy al diario The Guardian.
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Según la televisora, se trataba de una mujer de nacionalidad rusa que había pasado más de una década trabajando para el Servicio Secreto antes de que se encendieran las alarmas y comenzaran las sospechas en su contra tras una revisión de seguridad rutinaria ese año. Estos procedimientos ocurren cada cinco años.
Fue entonces que descubrieron que había tenido reuniones regulares no autorizadas con servicios de inteligencia rusos (FSB). “Les daba más información de la que debía tener”, dijeron los funcionarios relacionados con el tema a CNN.
La oficina regional –que incluye Moscú, Londres y Frankfurt– alertó a la embajada del hallazgo en enero de 2017 y fue despedida ese verano. “Sabíamos lo que estaba haciendo y fue solo un proceso de darle información específica que vimos transmitió al FSB”, explicaron.
La mujer tenía acceso al sistema de correos y a la red interna del Servicio Secreto, pero no a información clasificada, aseguran.
Aunque el Servicio Secreto negó en una respuesta a CNN haber compartido información con la inteligencia rusa, reconoció que “todos los ciudadanos del Servicio Exterior (FSN) –particularmente de Rusia– que prestan servicios en apoyo de nuestra misión, administrativos o de otro tipo, pueden estar sujetos a la influencia de la inteligencia extranjera”.
“Todos los ciudadanos del servicio exterior se supervisan para garantizar que el Servicio Secreto y los intereses del gobierno de los Estados Unidos estén protegidos en todo momento. Como resultado, los deberes se limitan a la traducción, interpretación, guía cultural, enlace y apoyo administrativo”, señaló el Servicio Secreto a ambos medios.
Negaron además que cualquier posición haya estado pensada para compartir información de seguridad nacional con un gobierno extranjero.
La información se conoce este jueves, horas después de que el director de Inteligencia Nacional, Dan Coats, asegurara que la amenaza sobre Estados Unidos es “real y continua” en medio de una “amplia campaña de mensajes” por parte de Rusia para alterar las elecciones de medio término que se celebrarán en noviembre.
Según Coats, la comunidad de inteligencia “sigue estando preocupada por las amenazas en las próximas elecciones: tanto las de mitad de periodo como en las presidenciales de 2020”, dijo en una comparecencia acompañado por los principales responsables de la seguridad nacional: el director del FBI, Christopher Wray; la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen; y el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton.