Por lo menos 41 personas recibieron heridas de bala en Chicago entre las 11 de la mañana del sábado y este domingo por la mañana. De ellas, al menos 4 habían muerto para este domingo por la tarde. Solo en dos horas y media, 25 personas recibieron disparos y dos murieron en cinco tiroteos distintos. Así lo describe el diario Chicago Tribune.
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En ese mismo artículo también se intentan enumerar las zonas en las que ocurrieron los violentos hechos: “Cuatro personas recibieron disparos en el 1600 de South Avers en Lawndale. Ocho en el 1300 block of West 76th en Greshan. Otros seis en Lawndale. Cuatro más en West Humboldt Park. Otros tres en el West Garfield Park”.
Según lo reportó la filial de NBC en Chicago el Hospital Stroger era un completo caos el domingo por la mañana. Informaron que se impidió la entrada a las familias de las víctimas a la sala de emergencias, mientras el personal del hospital intentaba prestar servicio al gran número de pacientes heridos.
“Durante las últimas 24 horas, la unidad de traumatología de Stroger recibió un volumen inusualmente alto de pacientes”, dijo a NBC Caitlin Polochak, gerente de comunicaciones del hospital.
El jefe de patrullas de la policía, Fred Waller, habló del violento fin de semana en una rueda de prensa el domingo.
“Le prometo a esta ciudad, no seremos derrotados”, aseguró Waller en repetidas ocasiones.
El oficial dijo que la seguridad en la ciudad debe ser un trabajo en equipo, no sólo del departamento de polícia. “No podemos medir lo que evitamos. Teniendo menos víctimas, es la forma como medimos nuestro éxito”, declaró.
Cuando fue cuestionado sobre el número de agentes que estaban designados al popular festival de música Lollapalooza, Waller indicó que no se trataba de falta de recursos ni agentes, porque esos ya estaban “contabilizados”.
Estos episodios ocurrieron días después de que cientos de manifestantes cerraran temporalmente el emblemático Lake Shore Drive de la ciudad en protesta contra la violencia armada mientras pedían la renuncia del alcalde Rahm Emanuel.
Emanuel pidió medidas de control de armas ampliadas en Chicago y en todo el estado de Illinois.
El alcalde, que ya enfrenta una larga lista de rivales si busca la reelección el año próximo, ha recibido críticas de algunos activistas que dicen que no logró atraer inversiones a las comunidades negras y latinas del sur y del oeste, mientras que el centro y el norte de Chicago no paran de avanzar.
En 2018, Chicago ha registrado más de 300 asesinatos, la cifra más alta que la de cualquier otra ciudad de EEUU. Sin embargo esta cifra, representa 100 personas menos de lo que la ciudad había registrado para esta fecha el año pasado.