Washington, DC.- La audiencia del Comité Judicial para escuchar a Christine Blasey Ford, quien acusa al nominado a magistrado de la Corte Suprema de Justicia Brett Kavanaugh de haber intentado violarla cuando ambos eran adolescentes, no tuvo las expresiones apasionadas del público que caracterizaron las realizadas dos semanas atrás, pero eso no significa que no hubiera mucha emoción, por lo delicado del tema y por la manera como hablaron los involucrados.
Estaba destinado a ser un torneo para ser disputado ante la opinión pública y así fue concebido. Aunque en esta ocasión la sesión se llevó a una sala mucho más pequeña que limitó la presencia del público y permitió un mayor control por parte de la policía del Capitolio que evitó los gritos y consignas de quienes rechazan a Kavanaugh, por considerarlo peligroso para los derechos ciudadanos que se vieron en las sesiones anteriores.
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Sobre todo fue un torneo de declaraciones emotivas, que empezó con Christine Blasey Ford, quien leyó su testimonio de una manera visiblemente emocionada, con la voz entrecortada, particularmente cuando describió cómo Kavanaugh y un amigo de él la metieron en un cuarto, y cómo el juez la empujó sobre la cama, se le tiró encima e intentó quitarle la ropa durante una fiesta estudiantil en el verano de 1982. Blasey Ford dijo al panel que estaba “100% segura” de que la persona que la atacó fue el hoy postulado a magistrado en la Corte Suprema.
En la tarde fue el turno del acusado para negar esos señalamientos, como ha venido haciendo desde que surgió la de Blasey Ford y las dos adicionales que se han conocido. Kavanaugh también habló con la voz entrecortada por la emoción cuando leía su testimonio inicial y en varias ocasiones tuvo que detenerse para retomar la compostura.
El juez lució rabioso, combativo y hasta grosero, con un discurso altamente politizado, algo inadecuado para quien aspira ser juez de la máxima corte del país, en el que dijo ser víctima de una operación política organizada por personas que perdieron las elecciones ante Trump en 2016 y la calificó como una “venganza a nombre de los Clinton”.
El hombre refutó los señalamientos en su contra son “no solo no tienen corroboración, sino que han sido refutados por todos quienes ella dice que asistieron” a aquella fiesta, aunque dijo que no cuestionaba “que la Dra. Ford hubiese sido sexualmente atacada por alguna persona en otro lugar en otro momento”.
La explosión de Graham
Como temían muchos, se trató de una dinámica bipolar de “él dice, ella dice”, en la que no hay manera de saber de qué lado está la verdad, sin que exista algún tipo de investigación que aporte testimonios y datos concretos sobre eventos que supuestamente pasaron hace 36 años.
“No creo que el pueblo estadounidense pueda llegar a una conclusión sin una investigación amplia”, dijo a los medios apostados a las afueras de la sala el senador demócrata Chris Coons, al final de la audiencia, resumiendo el parecer de sus colegas de partido.
La pasión no la pusieron solo Brasley Ford y Kavanaugh, también el senador republicano por Carolina del Sur Lindsey Graham, quien arremetió contra sus colegas demócratas por lo que llamó el “fraude” de la audiencia que se estaba realizando.
“Este es el más antiético fraude desde que he estado en política (…) Y si realmente querían conocer la verdad, seguro que no habrían hecho lo que han hecho a este hombre”, espetó Graham dirigiendo su índice hacia la bancada demócrata.
Con una retórica muy al estilo del presidente Donald Trump, dirigió su rabia a sus colegas republicanos advirtiéndoles que si votaban ‘No’ cuando se someta a consideración del pleno la candidatura de Kavanaugh para integrar la Corte Suprema serían cómplices, algo que pone a los potenciales votos contrarios (Jeff Flake, Susan Collins o Lisa Murkowsky) a merced de la furia de la base conservadora.
Graham rompió filas con el estilo que habían adoptado los republicanos de no hacer preguntas, sino dejarlas en manos de la fiscal de Maricopa, Arizona, Rachel Mitchell, una mujer especializada en el tratamiento de casos de violencia sexual.
Los republicanos recuperan la voz
Hasta ese momento los republicanos habían cedido sus cinco minutos de preguntas a la fiscal Mitchell, mientras los demócratas usaron su tiempo no tanto para preguntar sino para alabar la “valentía” de la acusadora de Kavanaugh y criticar el manejo que el liderazgo republicano ha hecho de su denuncia y la de las otras dos mujeres que han surgido hasta ahora.
En un punto de la audiencia, la periodista de The New York Times, Maggie Haberman, aseguró que los republicanos que antes le dijeron que era buena idea tener a una mujer fiscal interrogando a Christine Blasey Ford cambiaron de opinión viendo la evolución del proceso.