De salida hacia el Atlántico, Michael se transformó en un ciclón postropical, con vientos máximos de 65 mph (100 km/h), pero todavía dejará vendavales en Virginia, y abundantes lluvias en Nueva Jersey y Long Island, dijo el Centro Nacional de Huracanes.
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Hasta ahora se reportan al menos seis muertes vinculadas al huracán: cuatro personas en Florida, una niña en Georgia y un hombre en Carolina del Norte.
Casi 1.4 millones de clientes en siete estados están sin electricidad, incluyendo 604,831 en Carolina del Norte.
Se ha declarado la emergencia de salud pública en Georgia para asegurar que aquellos que dependen de Medicare y Medicaid tengan acceso a la atención que necesitan, dijo el Secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar.
Las imágenes aéreas muestran ciudades costeras de Florida completamente aniquiladas. Los residentes caminan entre montones de escombros, algunos evaluando el daño y otros tratando de salir y encontrar comida y agua potable.
Una de las localidades más afectadas fue Mexico Beach, un pequeño pueblo turístico frente al mar que en cuestión de minutos recibió de lleno la marea ciclónica. Las imágenes que llegan desde Panama City también reflejan la destrucción. En el pueblo de Apalachicola se rompió el récord de inundación con 7 pies de marejada.
El gobernador de Florida, Rick Scott, dijo que la zona noroeste de Florida, conocida como Panhandle, sufrió una “destrucción inimaginable”. “Muchas vidas han sido alteradas para siempre. Muchas familias lo han perdido todo”, lamentó.
Los cortes de electricidad en algunas zonas de Florida, Alabama y Georgia, según la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, podrían durar semanas.
Al tocar tierra con una presión de 919 milibares se convirtió en el tercer huracán más intenso de EEUU desde que se tienen registros de estos fenómenos naturales.
