Las primeras evaluaciones de daños causados Willa, que llegó a la costa Pacífico mexicana como huracán de categoría 3, indican que varias zonas quedaron sin suministro eléctrico y había reportes de daños en estructuras endebles así como en un hospital en Escuinapa, a poca distancia del sitio donde el fenómeno tocó tierra.
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Antes de llegar a territorio continental cerca de Isla del Bosque con vientos de 120 millas por hora (195 kilómetros por hora), la tormenta azotó las Islas Marías, un archipiélago rodeado de tiburones y situado a 60 millas (100 kilómetros) de la costa donde hay una reserva natural y una prisión federal con unos mil presos.
“Hasta el momento no tenemos reporte de afectaciones”, aseguró Luis Felipe Puente, jefe de Protección Civil mexicana.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos reportó a última hora del martes que Willa aceleró su avance a 17 mph (28 km/h) y se esperaba que se debilitase rápidamente, aunque podría dejar lluvias intensas en partes de los estados de Jalisco, Nayarit y Sinaloa, donde podrían registrarse inundaciones repentinas y deslaves.
Willa llegó a tierra a unos 50 millas (80 km) al sureste de Mazatlán, un destino turístico con hoteles de gran altura y unos 500,000 habitantes, incluyendo muchos expatriados estadounidenses y canadienses.
Un informe preliminar de la secretaría de Estado de Sinaloa indica que los fuertes vientos del meteoro causaron daños a los techos del Hospital General de Escuinapa, y que se percibió un fuerte olor a gas, aunque no se han reportado víctimas, informó el diario El Universal.
“Fue muy fuerte”, dijo Cecilia Crespo, portavoz de la policía en Escuinapa. “Derribó árboles, lámparas, postes, paredes”, añadió por teléfono a Reuters. “No hay electricidad”.
La tormenta no golpeó fuerte en el centro histórico de Mazatlán, que estaba casi desierto antes de su llegada.
“Mi casa está hecha de chapa, madera y cartón, y tengo miedo de que se me caiga encima”, dijo Rosa María Carrillo, de 36 años, en un refugio de la ciudad con sus cinco hijos, de 8 a 15 años.
Aunque los hoteles, restaurantes y tiendas tenían las ventanas cubiertas con madera, la gente se acercó hasta el paseo marítimo de la ciudad para ver una espectacular puesta de sol con el huracán oscureciendo el cielo hacia el sur.
“Llevamos todo el día llenos de agua, no hay nadie en las calles, todo está cerrado, pero no todos quisieron irse, aunque las autoridades dejaron claro que el que se quedara era bajo su responsabilidad”, dijo Alberto Hernández, empleado de un hotel en Teacapan citado por la AP.
La playa desapareció
Las lluvias torrenciales comenzaron por la tarde y las autoridades de emergencia dijeron que desalojaron a más de 4,250 personas en las localidades costeras e instalaron 58 alberges antes de que llegara la tormenta. Las escuelas cerraron y las calles estaban casi desiertas.
Ante la proximidad de Willa, la playa de Mazatlán prácticamente desapareció y las olas empezaron a estrellarse contra el malecón bajo un cielo cubierto por nubarrones negros. Algunos surfistas aprovecharon el oleaje y solo salieron del mar cuando la policía amenazó con detenerlos.