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Trump despiden a Jeff Sessions

Jeff Sessions

La realidad es que el exfiscal general Jeff Sessions le faltó un dejo de dignidad para dejar el cargo pese a las constantes críticas y vejaciones públicas de las que fue objeto, durante casi toda su gestión.

La salida más comentada, esperada y postergada del gobierno de Donald Trump finalmente se produjo y Jeff Sessions fue despedido por el presidente cuando no tenían ni 24 horas cerrados los centros de votación en las elecciones de mitad de periodo.

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El despido fue sin ceremonia, un tuit anunciado la salida y otro agradeciendo escuetamente al despedido su servicio y deseándole lo mejor. Muy en contraste con el trato que recibió la embajadora en la ONU Nikki Haley, de cuya partida se informó en medio de mutuas alabanzas desde los sillones de la Oficina Oval de la Casa Blanca con nutrida presencia de los medios.

En cambio, a Sessions se le pidió la renuncia -como él indica en su carta al presidente- y ni siquiera fue él sino el jefe de gabinete John Kelly quien hizo la gestión. De acuerdo con fuentes de la presidencia citadas por medios de comunicación, el presidente ni siquiera le dedicó una llamada telefónica a quien fue uno de sus más tempranos y fieles simpatizantes.

Al día siguiente de resuelta las elecciones, Trump cumple con una amenaza que venía haciendo desde los primeros días de su gobierno sin mirar en la fidelidad de su secretario de Justicia ni en la utilidad de haber sido el brazo ejecutor de su agresiva política de “orden y seguridad” e inmigración.

Hay varias preguntas que se abren: ¿por qué ahora?, y ¿qué consecuencias tendrá para la investigación de la supuesta colusión entre Rusia y la campaña republicana que dirige el fiscal especial Robert Mueller?

El problema Sessions

Todo empezó en los primeros días de marzo de 2016, a mes y medio del arranque del nuevo gobierno republicano. Sessions se vio forzado a inhibirse en cualquier cosa relacionada con la investigación del llamado ‘Rusiagate’ luego que investigaciones periodísticas determinaran que mintió al Senado sobre sus contactos con funcionarios rusos durante la campaña electoral.

Desde ese momento trascendió por filtraciones salidas de la Casa Blanca que el presidente se enfureció con su secretario de Justicia al punto de maltratarlo de palabra y humillarlo ante otros funcionarios en más de una ocasión.