Una comunidad devastada que no estaba preparada para algo así enfrenta el dolor de una nueva masacre en Estados Unidos. Familiares y amigos lloran la muerte de las víctimas, entre ellas un agente del Sheriff del condado de Ventura.
THOUSAND OAKS, California.– Esta ciudad del sur de California fue calificada este año en un ranking de mejores lugares para vivir como la tercera más segura de Estados Unidos. Y lo fue hasta este miércoles 7 de noviembre, cuando un hombre de 28 años y ex infante de marina abrió fuego contra los asistentes a una fiesta de música country en el Borderline Bar & Grill, dejando 12 muertos y casi una veintena de heridos, para después quitarse la vida.
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“Thousand Oaks, una de las ciudades más seguras de Estados Unidos, y algo así sucede”, lamentó Garo Kuredjian, capitán de la Oficina del Sheriff del condado de Ventura. A ese comentario de las autoridades locales le hacen eco residentes de esta comunidad de 130,000 personas, ubicada unas 40 millas al oeste de Los Ángeles, quienes no salen del asombro de que hoy les haya tocado a ellos.
“Por favor no tomes y manejes”, le pidió Jason Coffman a su hijo Cody, de 22 años, cuando este salió de su casa para ir a divertirse con sus amigos. Pero no contaba con que su hijo podía estar expuesto a otro peligro, una tragedia que parece repetirse cada vez con más frecuencia, un tiroteo masivo.
Coffman era uno de los familiares que vivieron largas horas de angustia este miércoles mientras esperaban noticias de las víctimas en un punto de reunificación familiar que fue establecido por las autoridades en el centro comunitario Alex Fiore –Thousand Oaks Teen Centery–, al que llegaron trabajadores del condado de Ventura, personal de apoyo, miembros de la Cruz Roja y pastores de iglesias locales para consolar a los afectados.
Este padre temía lo peor, pues su hijo tenía una aplicación de teléfono que le permitía a él saber dónde estaba y desde la noche anterior no se movía de ubicación: el bar de la masacre. Antes del mediodía, acompañado de su suegro, Coffman salió y confirmó en medio del llanto que su primogénito estaba muerto: “Estoy sin palabras y devastado. Mi vida ha cambiado para siempre”.
ste joven, jugador de béisbol y que estaba a punto de alistarse en el Ejército, había ido por unas bebidas a la barra cuando el atacante ingresó al lugar y el grupo de amigos con el que estaba no supo más de él. “No puedo creer que esto le pasó a mi familia”, aseguró su padre.
“Cody era el hermano mayor que mis hijos necesitan”, lamentó sobre los tres hermanos (de entre 6 y 8 años) que deja Cody, más una hermanita que nacerá a finales de este mes. “Estaba tan emocionado de tener su primera hermana y ahora ella nunca lo conocerá”, contó y agregó que lo último que le dijo fue “hijo, te amo”.
“Es una pesadilla real”
Sollozos, un ambiente de devastación y largos periodos de silencio invadían el polideportivo donde esperaban las familias de las víctimas. Había varias cajas con donas y café en las mesas, pero pocos tenían alientos de comer. “Tengan fe, esperen lo mejor y prepárense para lo peor”,decían los consejeros y pastores a los presentes.
“Va a ser un día muy difícil para muchas personas”, advirtió el alcalde de Thousand Oaks, Andrew Fox.
Horas después llegaron las noticias, las malas noticias. Luego vinieron los abrazos y el llanto, lágrimas y caras de desconcierto de padres, esposos, hermanos y amigos que todavía tenían fe de que su familiar no estuviera entre los muertos. La escena se repetía en cada esquina de este complejo rodeado de árboles, zonas verdes y –un día como este– de periodistas que también esperaban por conocer los nombres de las víctimas.
Aunque las autoridades no han revelado aún la lista oficial de los fallecidos, era una fiesta de estudiantes de college y muchas de las víctimas fatales son jóvenes. Hasta el momento se conocen ocho nombres, entre ellos el del agente Ron Helus, quien murió al intentar detener al atacante. “Él entró a ese bar para que todos pudieran ir a casa y desafortunadamente ahora él no está en casa”, dijo visiblemente afectado el vocero del Sheriff de Ventura en conferencia de prensa afuera del centro comunitario.
A este lugar llegó buscando noticias de sus amigos Michelle Zerhusen, quien dice que desde hace ocho años va a bailar a Borderline Bar & Grill, el lugar de la tragedia. Ella se despertó y tenía numerosas llamadas perdidas, no entendía qué estaba pasando hasta que vio las noticias. “Es mi segundo hogar, esta gente era mi familia, es devastador que hayan pasado por este tipo de terror. Confirmé que una de mis amigas cercanas está muerta y hay gente que no sé dónde está aún”, señaló a Univision Noticias.
“La llamé esta mañana y ella no estaba contestando mis llamadas. Luego vi que hablaban de que habían disparado a la chica de la entrada (la que recibía a los clientes del bar). Así me enteré que ella no logró sobrevivir. Estoy absolutamente devastada. Es una pesadilla real”, contó esta amiga de Kristina Morisette.
Un sobreviviente de la masacre, Holden Harrah, le confirmó a Univision Noticias que Morisette fue la primera víctima del atacante. “A la primera que disparó fue a la chica que estaba en el mostrador de entrada. No creo que haya sobrevivido”, afirmó.
“Ella era la chica más dulce. Yo siempre presumía con mis amigos y familia sobre lo maravillosa que era. La amaba y adoraba absolutamente”, dijo con voz entrecortada Zerhusen y agregó que se salvó de haber estado en el tiroteo porque no pasó por el bar cuando regresaba a casa del trabajo, algo que hace frecuentemente.
A este punto también llegaron organizaciones de ayuda y apoyo para los que ahora tendrán que enfrentar un difícil duelo. Y no solo ahí, en la zona del tiroteo toda la comunidad se ha mostrado muy solidaria y afectada a la vez. “Nunca pasa nada aquí, nunca tenemos tiroteos, es muy aterrador”, comenta Ashley, de 20 años, quien vive a pocas cuadras del lugar de la masacre y estaba a la espera de saber si sus conocidos sobrevivieron.
“Estábamos manejando con un amigo y empezamos a oír los disparos. Y pensamos que era raro, que no eran fuegos artificiales, pero nunca tenemos tiroteos aquí. Empezamos a ver los carros de Policía, bomberos y ambulancias y nunca habíamos visto tantos alrededor. Nos preguntamos‘¿qué demonios está pasando?”, contó a Univision Noticias.
Esta chica y sus amigos se enteraron en ese momento por redes sociales que había un tiroteo y el atacante estaba aún activo, así que se fueron a casa y bloquearon sus puertas. “Estábamos llorando, aterrados, escuchamos helicópteros toda la noche, se siente irreal”, relató Ashley.
La joven se preparaba para asistir a la vigilia que harán en honor a las víctimas este jueves en la noche en el Centro Cívico de la ciudad. “Thousand Oaks no sanará pronto”, lamentó.
“Es muy triste porque es una ciudad muy tranquila, se me salen las lágrimas porque hemos vivido aquí muchos años”, comentó –por su parte– el inmigrante Marco Antonio Castro. Él y su esposa, María Marta Godines, nacidos en Zacatecas (México), viven en esta área desde hace más de 20 años y seguían incrédulos de lo que sucedía.
“Gracias a Dios nuestros hijos están bien”, dijo la señora Godines y narró que los despertaron los helicópteros. Ella se levantó asustada y le preguntó a uno de sus hijos qué pasaba y este le dijo que hubo un tiroteo. “Esta ciudad es muy tranquila, es raro que pase algo aquí”, insistió esta mujer al borde del llanto, agradeciendo que no fueron los suyos quienes estaban en el lugar equivocado la noche del miércoles.
“Ninguna comunidad debería lidiar con esto, es horrible. Tenemos que recoger los pedazos de un desastre que un idiota hizo y lo vamos a hacer. Thousand Oaks es una ciudad extraordinaria y ustedes se habrán ido cuando esto haya pasado, pero creánme, la gente de esta comunidad estará dándole amor a estas familias y cuidándolas por mucho tiempo después de que los medios se hayan ido”, advirtió el pastor Rob McCoy.