Por Isaac M. Hernández Álvarez
En el marketing político actual estar presente como candidato o partido político en las redes sociales no garantiza ganar elecciones, eso sí, no estar en ellas si que ayuda a perderlas.
Muchos candidatos a diferentes gobiernos municipales dan por hecho que estar con un perfil abierto en las redes sociales soluciona los problemas de comunicación, o lo que es peor, piensan que al publicar un tuit todo el mundo ya está enterado de lo que se acaba de emitir en estos medios.
Vivimos en una sociedad obsesionada y enganchada a las nuevas tecnologías y donde las redes sociales han sido en gran parte culpables de este momento de dependencia del smartphone, la tablet o el ordenador.
Una marca política no puede vivir al margen del mundo online y de la política 360, un entorno que no solo son las redes sociales —plataformas que tantas y tantas veces son protagonistas únicas para una campaña política—, sino que también cuenta con blogs políticos, foros, chats, webs y muchos más componentes del ciberespacio político o la también denominada tecnopolítica.
El buen uso de las redes sociales y la promoción del producto político son una de las combinaciones perfectas para llegar al mercado electoral digital, eso es innegable. Cuántas veces oímos a un candidato o partido político decir «yo no tengo Facebook, a nosotros no nos hace falta estar ahí» o lo que es peor, «lo tenemos, pero hace tiempo que no lo movemos o ponemos contenido».
REDES SOCIALES PARA LA POLÍTICA MODERNA, POLÍTICA ONLINE
Hay cientos de redes sociales, aunque portales como Facebook, YouTube, Twitter sean las más conocidas, hay otras que pueden ser mucho más interesantes para una campaña específica. La aparición de plataformas como Snapchat o Musical.ly han diversificado más aún los lugares de conversación digital; no generalices tu comunicación política digital.
A lo largo de la última década, hemos visto como todas estas redes de comunicación han ido copando cuota de mercado, algunas con un crecimiento vertiginoso, mucho a causa del tipo de contenidos (vídeo, fotografía digital, etc.) o también por el tipo de gente que acude a esas plataformas siendo cada vez más joven.
Política 360, por lo tanto, es una definición demasiado general, muy global diría yo, una forma de aplicar la estrategia de marca utilizando las TIC. El mundo online, como a mí me gusta llamarlo, ¿es el único un entorno donde acudir para captar votantes? No.
No dejes toda tu estrategia de comunicación a la suerte de las redes sociales, ¡claro que son importantes! Pero no son la única vía para interactuar con el ciudadano. Es un entorno donde poder comunicar directamente con el ciudadano sin intermediarios, eso está claro, pero siempre con un mensaje muy bien definido y segmentado; si no, puedes estar seguro de estar perdiendo el tiempo.
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En el mapa político actual la velocidad en que un mensaje llega en las redes sociales es increíble, tiene sus pros y sus contras, un mensaje a golpe de clic consigue alcanzar a la audiencia mucho antes que si se hubiera utilizado cualquier otro medio de comunicación tradicional. Ahora bien, también es cierto que lo mismo de directo es también peligroso: si te equivocas con lo que escribes en las redes sociales, atente a las consecuencias, buenas y malas.
Desde el punto de vista de la consultoría política no existe una red social única, la idónea es aquella que se adapta a las necesidades de comunicación digital de las personas. El político de ciudad tiene que conocer que es un actor más en un mar de likes, reenvíos y etiquetados; la gente en las redes sociales habla de las marcas, no con las marcas.
COMUNICACIÓN POLÍTICA EN RR.SS. ASESORAMIENTO POLÍTICO.
Selecciona bien en qué redes sociales vas a dar protagonismo a tu marca, qué público está ahí, cómo hablan, qué esperan de tu presencia en esos medios, en qué tono vas a hablar con tus votantes… No todas las redes sociales son óptimas para nuestra marca o nuestro público objetivo.
Una plataforma social puede ser ideal para un candidato, pero no tanto para otro. Tómate un tiempo en pensar a modo de sesión de trabajo para definir en qué redes sociales vas a comunicar, pero, sobre todo, pregúntate si estás dispuesto a participar con todo lo que eso conlleva, contestar, atender mensajes, aceptar críticas.
La gente abre perfiles y acude a las redes sociales para soltar adrenalina, informarse, reconocer gestos personales y actos que han aparecido en los muros de Facebook, Twitter y otras. Detrás de cada marca política hay una persona, no lo olvides; cuántas veces nos encontramos a candidatos que a la hora de escribir en sus post y publicaciones parecen correctores de Word, robots programados y escribiendo constantemente en gerundio y de manera impersonal.
Las redes sociales no sustituyen la comunicación offline ni al discurso político, han aterrizado no hace tanto, llegaron para complementar los canales de comunicación tradicionales, pero no para eliminarlos; de hecho, lo intentan, pero no pueden. Todo aquello que se publica no es visualizado siempre.
CAMPAÑA ELECTORAL EN REDES SOCIALES
A nadie se le escapa que desde hace ya unos años las principales redes sociales en cuanto a usuarios han ido cambiando sus políticas de participación. Ahora, para que tus publicaciones tengan mucha difusión, tienes que promocionarlas pagando a las diferentes plataformas este sistema publicitario de alcance ciudadano, «nada es gratis».
Si quieres que tu mensaje llegue a mucha audiencia, paga; a cambio, si te conformas con que la foto de inauguración de la plaza de tu ciudad esté puesta en un tuit o en una historia de Instagram donde tu entorno más cercano reacciona con un emoticono, un «me gusta» o un comentario adelante, sigue publicando. Si haces social media o tienes perfiles abiertos en diferentes plataformas digitales, unifica tu imagen, que sea reconocible nada más llegar hasta tu perfil.
Por último, entiende que el hilo que separa la vida pública de la vida privada es muy fino, no mezcles tu vida profesional y tu vida personal en las redes sociales, no sabes en dónde y cómo van a caer tus publicaciones.