La constante en la vida del expresidente George H.W. Bush fue su vocación al servicio y a la política. La otra constante, la más amorosa, fue la total dedicación a su familia y su amor de toda la vida, su esposa Barbara Bush.
Ella falleció el 17 de abril pasado, a sus 92 años. En sus funerales, trascendió la emotiva imagen de George, su esposo durante 73 años, solo frente al féretro de su esposa mirando tristemente desde su silla de ruedas. Apenas unos siete meses después de esa escena, falleció él, este 30 de noviembre.
Las dos vidas, la de Bárbara y la de George, se cruzaron décadas atrás y nunca más se separaron. Esa unión quedó simbólicamente reforzada con el que fallecieran el mismo año, con apenas siete meses de diferencia.
George y Barbara se conocieron en su adolescencia. Se cruzaron en un baile navideño, cuando ella tenía 16 y él 17 años.
Se comprometieron poco antes de que enviaran a George al extranjero como piloto naval durante la Segunda Guerra Mundial. Tres años después se casaron y se casaron en Rye, Nueva York.
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Con el tiempo tuvieron seis hijos: George W, Jeb, Pauline Robinson ‘Robin’, Dorothy, Neil y Marvin Bush. Bárbara es una de las dos únicas primeras damas en ser esposa y también madre de dos presidentes.
La otra fue Abigail Adams, esposa de John Adams, segundo presidente de EEUU y madre de John Quincy Adams, sexto presidente.
Pero en el caso de Bárbara, ella vivió para ver a su hijo ocupar el cargo y hasta para hacer campaña en la frustradas intenciones de Jeb para llegar a la Casa Blanca.
La muerte de ‘Robin’
En 1953, la joven familia Bush estaba instalada en Texas. La hija de 3 años de la pareja comenzó a mostrar signos de cansancio. Cuando la llevaron al médico, el diagnóstico fue devastador: leucemia. Y los médicos les dijeron que la pequeña iba a morir.
Pero los Bush lucharon contra esa ‘sentencia de muerte’.
Se mudaron a Nueva York para que un familiar que trabajaba en el centro especializado en cáncer, el Sloan Kettering Institute. La niña entonces fue internada durante siete meses y fue sometida a exámenes de médula ósea y transfusiones de sangre.
Durante esos duros meses, los padres estuvieron junto a la niña, día tras día.
Finalmente, en octubre de ese año, Robin murió. Estaba acompañada de sus padres en la habitación del hospital. “Por una última vez, peiné su cabello y sostuve a nuestra preciosa niña”, escribió Barbara.
Los Bush donaron el cuerpo de Robin a la investigación médica, y días después de la muerte la enterraron en Greenwich, Connecticut. En el año 2000 los restos de Robin fueron llevados a la Biblioteca Presidencial George H. W. Bush.
Barbara Bush escribió mucho sobre la muerte de su hija. Describió la muerte de Robin como una agonía que se hizo más soportable por su relación con su esposo. Esa tragedia, que divide y a veces acaba con muchas parejas, en realidad había acercado aún más a los Bush, señaló Susan Page, una biografa de la exprimera dama.
Cada noche un “te amo”
Barbara y George se mostraron toda la vida afecto mutuo en público. Ella decía de él: “Es mi héroe” y siempre agradeció la “maravillosa vida” que George le dio.
La nieta del matrimonio, Jenna Bush Hager, dijo cuando murió su abuela en abril pasado que la de sus abuelos fue una verdadera historia de amor. “Todavía dice, ‘te amo, Barbie’ cada noche”, dijo la nieta en Today de NBC.
Cuando Barbara murió a sus 92 años, fue su esposo quien estuvo al lado de ella. Su último día de vida, ella lo vivió con su compañero tomándola de la mano.
Para el cumpleaños de ella, en junio, George envió un mensaje desde Twitter:
“El más feliz de los cumpleaños para Barbara Pierce de Rye, NY. Sigo siendo el muchacho más afortunado del mundo”, tuiteó George sobre su fallecida esposa.
Permanecieron unidos durante 73 años, convirtiéndose en la Primera Pareja con el matrimonio más largo en la historia presidencial de EEUU.
Para el funeral de su esposa, Bush padre, conocido por llevar siempre medias de colores o motivos llamativos, le hizo un último y tierno homenaje a su esposa al llevar unos calcetines con motivos de libros al funeral de su mujer. Los libros en sus medias eran una referencia a la ‘causa especial’ que tuvo Barbara como primera dama: la alfabetización.
“Para honrar a la que fue su esposa por 73 años y el compromiso de ella con la alfabetización familiar, George H. W. Bush llevó un par de calcetines con libros en el funeral de Barbara Bush”, explicó el portavoz de la familia, Jim McGrath.