Por Isaac M. Hernández Álvarez
Si sales a la calle y te acercas a cualquier esquina donde haya dos personas hablando, es muy probable que la conversación gire entorno al fenómeno político VOX. Estos días trabajando en un nuevo proyecto de asesoría política para las próximas elecciones municipales 2019 me preguntaba un concejal de una ciudad ¿cuánto tiempo va a durar el impulso de estas nuevas fuerzas políticas? Le dije: el que quiera la gente y mientras las otras siglas políticas sigan alejadas del marketing político.
Es lo que tienen las modas y al igual que ocurriera con aquella corriente de PODEMOS, CIUDADANOS y otras, es actualidad y la novedad en política tiene algo especial, algo que nos pone en tensión.
Pero ¿por qué los partidos políticos siguen pensando que hablar mal de los adversarios le hace bien a su formación política? ¿Quién les ha dicho que la crítica política a otro candidato o ideología política es buena para conseguir nuevos votantes?
Ya los medios de comunicación se encargan de hacer su trabajo informando de todo aquello que consigue reacciones de las audiencias, buscando siempre el interés público y de esta manera crecer ante sus clientes televisivos, periodísticos, radiofónicos o de otra índole.
PERSUADIR CON EL MENSAJE POLÍTICO
¿Cuántas marcas comerciales para vender su producto hablan mal de la competencia? Les puedo asegurar que muy pocas y aquella que lo intentó en su momento no salió bien parada con tal acción. Esto no va de hablar mal del otro, aquí lo que importa es cómo generar confianza con tu mensaje político, persuadir y emocionar al mercado electoral.
Los partidos más tradicionales quizás estén acusando el desgaste de años y años al frente de instituciones, congreso de los diputados, ayuntamientos, diputaciones, gobierno central, senado, etc… y la aparición de nuevas formaciones les ha cogido con el paso cambiado, pero flaco favor se están haciendo así mismos nombrando constantemente a las nuevas formaciones que van haciendo presencia en el nuevo contexto electoral de los últimos años.
Las nuevas estrategias de marketing político cuentan entre sus acciones el hacer o no hacer ruido mediático. Casos como el de Donald Trump, Bolsonaro, han basado sus diferentes estrategias de comunicación en comunicar muy pocas ideas, que llamen la atención y sentarse a esperar. Un marketing mix pensado por y para llegar rápido y directo al oyente.
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PROPAGANDA POLÍTICA
Mientras, los diferentes contrincantes y medios de comunicación ponen el grito en el cielo con aquellos que llaman “extremistas” o de “ultraderecha y ultraizquierda”, haciendo una publicidad y una promoción indirecta a estas marcas políticas sin asumir que la propaganda política les sale gratuita y lo que es más curioso, consiguen desviar el foco de otros problemas de la sociedad que pasan a ser secundarios en cuanto a interés general.
Hablando mal de otro no se consigue rédito político, la gente quiere a los líderes tal y como son, con sus virtudes y sus defectos, el discurso político de estos ha calado profundamente. Su punto débil no es aquella idea o argumento que es contrario a nuestra ideología. No hay un pensamiento único en política, hay opciones políticas y ante ellas el desprestigio por el otro no hace que la ciudadanía cambie tan fácilmente de opinión.
En el momento que crees que tu idea es la única que vale y que el adversario tiene muchos defectos, es cuando empiezas a perder las elecciones y posicionamiento en cualquier campaña política.
Estas nuevas formaciones ofrecen un producto político muy claro y han encontrado un cliente que lo estaba esperando y que quiere comprarlo. Otros dicen que ha sido al revés, que la necesidad estaba y lo que ha ocurrido es que han fabricado un mensaje adaptado a tales inquietudes, los más escépticos lo llaman demagogia.
DISEÑAR Y CREAR EL PRODUCTO POLÍTICO
Por eso las izquierdas, derechas o centros cada vez son más confusas o volátiles, aquí lo que cuenta es vender política y la venta conlleva conocimiento del electorado, crear necesidad, ofrecer un producto político ideal y obtener a cambio la mayor cantidad de votos y confianza en las campañas políticas.
Las organizaciones políticas tienen que despertar y adaptarse a los nuevos tiempos de la política. A lo mejor hace años hablar negativamente de otro partido podría ser bueno, positivo para el partido político, pero habían poco más de dos opciones. El reparto de poder se ceñía a los partidos tradicionales y conocidos, siempre acompañados por formaciones más pequeñas a nivel regional o local.
Ahora no, ahora es tal la cantidad de nuevas formaciones y colores políticos, que cuanto más se centren en comercializar la marca personal del candidato y la marca del partido político propio, les irá mucho mejor.
Mientras sigan mencionado a los demás, seguirán ayudando a crecer su grado de conocimiento por parte de la sociedad, en realidad es lo que están buscando…