Aunque no reciba dinero, Marc Schneider, controlador aéreo en Indianapolis, tiene que seguir presentándose al trabajo porque su labor es esencial. Este padre de familia de 48 años es uno de los 420,000 empleados federales que no ha dejado de trabajar durante el cierre parcial de gobierno y este viernes no recibirá su quincena.
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Schneider tendrá que esperar a que el Congreso se ponga de acuerdo en el presupuesto de donde sale su paga, que pende de una disputa por el financiamiento de un muro fronterizo que para Schneider es ahora la menor de sus preocupaciones. “La seguridad fronteriza no me va a pagar mi hipoteca el próximo mes, no es una necesidad inmediata para mí en este momento. Preferiría poder pagar mis cuentas y cuidar a mi familia”, advirtió en una entrevista con CNN.
Aunque algunas agencias federales continúan operando con normalidad por fondos que ya habían sido aprobados para todo el año fiscal (que termina en septiembre), muchas otras están sufriendo las más duras consecuencias de la falta de financiamiento durante el cierre administrativo parcial de gobierno.
Y no solo se trata de los servicios públicos que empiezan a reducirse y afectar a los ciudadanos como el cierre de Parques Nacionales, programas de salud, cortes federales, entre otros; las personas que trabajan para los múltiples departamentos que se han quedado sin financiamiento ahora no tienen con qué pagar sus rentas ni sus cuentas, porque la realidad de muchos es vivir cheque a cheque.
No es el primer cierre de gobierno ni el último, pero sí está a un par de días de ser el más largo de la historia del país cuando cumpla su día número 22. Por eso es la primera vez que Schneider dejará de recibir su quincena completa, al igual que miles de otros funcionarios de agencias federales tan importantes como el FBI, la TSA o la FDA.
Este jueves un grupo que representa a los controladores aéreos escribió una carta al presidente Donald Trump, a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y al líder del Senado, Mitch McConnell, pidiendo la reapertura del gobierno.
“Mientras el cierre de gobierno persista, los controladores aéreos y trabajadores en operaciones técnicas, que operan y mantienen la seguridad de las ayudas de navegación, vigilancia y equipos de comunicaicones , están desempeñando sin pago servicios de seguridad críticos para los que se requiere de altas cualificaciones”, advierte este gremio, que pronostica que otro de los efectos negativos del cierre será la dificultad de contratar profesionales de la aviación para estos cargos en el futuro por el éxodo de talento a trabajos menos exigentes y mejor pagados en el sector privado.
“¿Que si estoy enojado por esto? Absolutamente, las personas deben recibir pago por el trabajo que hacen y punto. Eso es lo que nuestro país siempre ha respaldado: un salario diario por cada día de trabajo”, afirmó Schneider.
Trabajadores de prisiones federales, de seguridad en los aeropuertos, bomberos y hasta los miembros de la Guardia Costera no obtendrán su pago. Peor aún, unos 350,000 empleados no recibirán su pago este viernes… ni nunca, pues solo les pagarán retroactivo (cuando reabra el gobierno) a los que han seguido trabajando durante este impasse por ser labores consideradas esenciales, como la del controlador aéreo.
No es el caso de Mark Muñoz, capitán de bomberos que estuvo combatiendo los mortales incendios en California el año pasado, quien fue enviado a casa desde que inició el cierre administrativo. Este padre de siete hijas enfrenta un díficil inicio de año, sin empleo temporalmente y con su esposa recuperándose de un cáncer. Si la situación no cambia en los próximos días, tendrá que acogerse a los subsidios para desempleados y hacer otros trabajos alternos que le permitan pagar sus cuentas.