Por Dr. Juan Duran
Gracias a la reforma constitucional del año 2010, los dominicanos en el exterior pueden elegir sus representantes ante la Cámara de Diputados. A partir de dicha ley, la diáspora ha obtenido un merecido derecho en el ejercicio del sufragio.
No es menester insistir demasiado en que gran parte de este hecho radica fundamentalmente por la capacidad de aportes, tanto de orden político, como social y económico.
Esta reforma constitucional representa algo muy importante para el desarrollo de los cientos de miles de dominicanos en el exterior, porque les da el valor real de tener sus representantes con viva voz.
Para garantizar la implementación de esta reforma se le asignaron unos presupuestos a la Junta Central Electoral que se destinarían a la creación de las oficinas para el registro de los electores en el exterior (OPREE).
Esto es por lo que no se entiende por qué la Junta Central Electoral no quiere realizar primarias en el exterior para elegir el diputado de ultramar. Nos parece una decisión arbitraria y no oportuna, ya que se violenta la constitución.
El voto en el exterior es una gran conquista de todos los dominicanos, sobre todo los del exterior, ya que con sus aportes han transformado la economía de la nación dominicana.
El patrimonio de la República Dominicana y de sus familias ha tenido un notable incremento gracias a los aportes monetarios y materiales de los dominicanos emigrados.
Según algunos economistas de prestigio del país, se estima que el renglón de la remesa es de aproximadamente de 6000 a 7000 millones de dólares anuales.
Este aporte del dominicano en el exterior casi iguala los ingresos por el turismo que está en torno a 7000 millones.
Ahora bien, además del ingreso que hace el dominicano en el exterior por vías de las remesas, hay que agregar los cientos de millones que entran anualmente por el concepto de comida, ropa, medicina y utensilios del hogar que los dominicanos emigrados mandan por barcos a sus familiares.
Por tanto, el derecho de los dominicanos emigrados a tener un representante ha sido conseguido por sus continuos aportes al desarrollo del país.
El caso expuesto muestra la razón por la cual el dominicano en el exterior merece que se le respete su decisión de tener a su representante en la Cámara de Diputados.
Al negar las primarias, la Junta Central Electoral está violentando un sagrado orden constitucional, ultrajando y pisoteando al dominicano en el exterior.
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