QUITO, Ecuador.– Un grupo de WhatsApp sirve de alerta a los venezolanos que viven en Ibarra, la ciudad en el norte de Ecuador donde se desató un brote de xenofobia tras el femicidio de una ecuatoriana a manos de un venezolano. Los extranjeros tienen el grupo activo desde 2016, cuando se juntaron para el referéndum revocatorio de Nicolás Maduro.
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Se llama Venezolanos en Ibarra y desde la noche de este domingo, que ellos comparan con ‘la noche de los cristales rotos’ en la Alemania nazi, comparten mensajes como este: “Amigos quiero comentarles mi caso. Me dice la dueña de la casa que se ha corrido la voz que el presidente del barrio de los Ceibos se va a reunir con la gente de aquí para inspeccionar casa por casa y verificar que no estén encubriendo ni guardando a ningún venezolano. Que venezolano que vea que están escondiendo lo van a multar. Entonces bueno en pocas palabras me toca irme. Ahora no sé si esto sea verdad o es que ya no me quieren tener aquí por todo lo que está pasando ?”
Hasta ahora ninguna autoridad ecuatoriana ha hablado abiertamente de la xenofobia que estalló en esa parte del país. El vicepresidente, Otto Sonnenholzner, apareció en cadena nacional a primera hora de este lunes con un mensaje conciliador para recordar que Ecuador también es “un pueblo migrante” y pidió a los ecuatorianos “actuar con los demás como quisiéramos que actuén con nosotros”.
“Sin generalizaciones, pero con mano firme, hoy debemos diferenciar entre venezolanos que huyen del gobierno de Nicolás Maduro y otros que aprovechan esta situación para delinquir”, agregó.
Sin embargo, aseguró que los controles para inmigrantes se fortalecerán y se pedirá el pasado judicial apostillado a los venezolanos. Esto complica bastante su migración porque ese documento puede retrasar su salida de Venezuela hasta en seis meses.
Los mensajes de este grupo de WhatsApp expresan el temor y la indefensión que siente esta comunidad inmigrante que en Ecuador asciende a 250,000 personas. “En Venezuela también estamos desamparados y es nuestra patria, imagínate aquí. Ellos están cometiendo delitos pero están en su casa y para ellos en su casa no tenemos derechos. Sí es muy injusto, pero sigue siendo su casa, así que déjense de inventos y se quedan encerrados”, escribe otro usuario del chat que aconseja no salir a las calles.
Para Elizabeth Van Sijtveld, una abogada venezolana que lleva cuatro años en Ibarra y que guarda la historia de migración de sus abuelos que huyeron del hambre en Europa, el odio creció tras el anuncio presidencial, hecho el domingo por la mañana, de conformar “brigadas” para controlar la situación legal de los inmigrantes en las calles, los lugares de trabajo y la frontera. “Las desafortunadas declaraciones del presidente, para mí, fueron la chispa que prendió la situación. Eso se fue caldeando y uno ya sabe como es la dinámica, por eso nos guardamos en nuestras casas”, explica.
