DR. JUAN DURÁN
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A estas alturas de juego en pleno siglo XXI vemos que el viejo orden político sigue actuando en el mundo de hoy, en el que las ideas progresistas se van anulando en beneficio de grandes corporaciones y de apetencias personales de los más destacados dirigentes.
La interpretación del balance pone a todos los ciudadanos a pensar en las promesas emancipadoras que lejos de cumplir sus objetivos, han hecho a los pobres más pobres y a los ricos más ricos.
La emergencia de una burguesía consciente y con ansias de poder exige que enfrentemos con responsabilidad los grandes desafíos del momento y declarar los derechos del pueblo, muchos de los cuales no se han cumplido.
Hay que abrir nuevos compromisos de regeneración democrática que debemos asumir ante nuestro pueblo, en especial ante los más necesitados. Tenemos que ser conscientes de esta responsabilidad histórica como partido que aspira a asumir la dirección del Estado dominicano.
Tenemos que levantar la bandera de un ideal de regeneración política y llevar un mensaje, como lo soñó el gran líder de masas José Francisco Peña Gómez, «PRIMERO LA GENTE».
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) tiene el compromiso de hacer una convocatoria sin discusión y sin enfrentamientos, partiendo de que solo la unidad de todos los sectores de la sociedad podrán desplazar del poder a la maquinaria empresarial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Despejar la incógnita de los deseos particulares con los compromisos colectivos es lo que garantiza el triunfo de todos los que queremos una gran plataforma unitaria a nivel nacional donde estén presentes todos los sectores de la vida nacional, como lo son las asociaciones profesionales, sindicales, campesinas, los familiares de los militares (a los que nunca se tienen en cuenta), los partidos políticos, las asociaciones estudiantes, y un largo etcétera. Ésta es la única forma de poder sacar al PLD de la administración pública.
Hace tiempo que se abrió el debate de esta propuesta, solo queda producir la génesis del cambio para defender los principios democráticos que habrán de impulsar el proceso de ruptura para siempre.
Para defender este ideal es necesario acabar con todos los privilegios impuestos por los peledeistas en sus gobiernos. Esta iniciativa traerá otra práctica democrática de gobierno, con la esperanza que se acometan todas las reformas integrales del estado, de modo que se fortalezcan todos los estamentos de la administración pública.
El gobierno que surja creará las bases para instaurar una nación verdadera donde haya una verdadera democracia, anunciando por fin el final de la corrupción y la impunidad. A partir de ese momento se producirá una ruptura con ese pasado perverso ejercido por los peledeistas, porque hay que entender que la política es un don para servir, es el servicio más noble que se le presta a la patria.
El gobierno que se instaure a partir de mayo debe solicitar que cada persona que ocupe un puesto de dirección respete la constitución. Asimismo, las nuevas estructuras deben elaborar programas y proyectos de trabajo para solucionar los grandes problemas que afectan al pueblo dominicano.
Hay que comprometer la declaración de principios exaltando los valores morales en favor de la sociedad. Hay que sembrar los cimientos para una administración moderna que garantice que las instituciones públicas servirán con apego a los principios democráticos, abriendo el camino para salir de la pobreza a gran parte de la población y permitiendo acabar con las grandes diferencias sociales.
Seremos afortunados si logramos implementar todos los desafíos que hay que hacer. Todos los esfuerzos que hagamos serán pocos para desarrollar nuestro país. El mejor legado que le dejaremos a las futuras generaciones son la convicción y la firmeza ideológica de que podemos construir una gran nación.