Por Ramón Ceballo
El licenciado Luis Abinader, en este tiempo de profundas convulsiones políticas y sociales es el dirigente político dominicano de mayor conexión con las aspiraciones del pueblo dominicano.
Abinader está en sintonía con las aspiraciones de los nuevos actores que han ocupado el escenario político y social en la República Dominicana, en los últimos años.
Lo cierto es que los dominicanos están hartos de la clase política tradicional, asi lo manifiestan las encuestas, responsable en los últimos 50 años del modelo excluyente que han estructurado en perjuicio de la mayoría del pueblo.
A pesar del derrumbe de los partidos políticos en la República Dominicana, y la pérdida de credibilidad en la mayoría de quienes han estado al frente de las instituciones públicas, los dominicanos ven en el ascenso de Luis Abinader lo opuesto.
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Vivimos un periodo político que demanda unir esfuerzos y contribuir para convertir a Luis Abinader en el voto útil del segmento poblacional golpeado por un modelo político económico, que ha marginado a una parte importante de la sociedad y que en los últimos tiempos ha tomado las calles exigiendo ponerle fin a la corrupción y la impunidad en la República Dominicana.
El momento indica que con Luis Abinader debemos seguir luchando para que el pueblo tenga un real proyecto de Nación, con transparente administración de la gestión pública, donde los jueces y fiscales actúen en consonancia con los principios que sustentan la Justicia comprometida con el cumplimiento de las leyes y sin discriminación ni parcialidad alguna ante las personas que juzgan.
Debido al fracaso de los partidos de la Liberación Dominicana y el Revolucionario Dominicano, la mayoría de los dominicanos que hoy rechaza el partidarismo, busca candidatos, como Luis Abinader, que proyecten garantía de un país diferente.
Es el momento de impulsar a Luis Abinader, quien ha demostrado estar, comprometido en priorizar politicas públicas dirigidas a tener un país con seguridad, trabajo, derecho a suministro de electricidad, en fin, que el progreso permee las capas inferiores para que podamos superar el 40% de pobreza en la población, donde no haya espacio para la indignante peste de feminicidios, y sea reducida a su mínima expresión la gran cantidad de los jóvenes que ni estudian ni trabajan.
El Cambio va!!!!
