Un joven de 17 años que era perseguido por presuntos pandilleros, quienes lo golpearon y robaron su motocicleta, logró entrar a una bodega en Brookyln. Un caso similar al de Lesandro ‘Junior’ Guzmán-Feliz, quien intentó refugiarse en un negocio del que lo sacaron y terminó muerto. Pero esta vez la escena tuvo otro final, pues un buen samaritano recordó ese precedente.
“¡Lo que pasó en el Bronx no va a pasar aquí! Yo sé lo que pasó y ustedes no van a llevar a este niño pa’ la calle y matarlo”, dijo a Univision Vicente Millán sobre lo que pensó al sostener la puerta de una bodega en Brooklyn cuando vio que cinco hombres perseguían con cuchillo en mano a un joven que entró buscando refugio al local.
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A lo que Millán se refería era la trágica escena que ocurrió en junio del año pasado cuando el adolescente dominicano Lesandro ‘Junior’ Guzmán-Feliz, de 15 años, fue asesinado a machetazos por unos pandilleros después de que este trató de ocultarse sin éxito en la bodega frente a la cual lo mataron.
Los hechos ocurrieron el pasado jueves alrededor de las 5:45 pm en el barrio de Bushwick.
Las imágenes de cámaras de vigilancia muestra cómo la escena se repite, pero esta vez con otro final: en el video se ve cuando el joven de 17 años es golpeado con un tubo de metal, le roban la motocicleta en la que iba y este huye de los agresores entrando a una bodega. Los presuntos pandilleros intentan ingresar al local, pero desde el interior alguien bloquea la entrada.
Se trata del buen samaritano que decidió que esta vez no pasaría lo mismo que aquel día que todavía recuerda con dolor la comunidad.
“Ellos insistían en ingresar al negocio, pero le bloqueamos la puerta y yo salí a confrontarlos”, contó Millán a los medios locales.
Este cliente del negocio, de 43 años, salió a defender al joven con lo primero que encontró a mano: una silla de una bicicleta con todo y tubo. “Yo soy un ser humano y vi a otro ser humano en peligro, de yo no sé, tal vez de ser asesinado”, dijo.
Los hombres golpearon a Millán con tubos metálicos en la cara y le dieron tan duro en la cabeza que le tuvieron que coser ocho puntos. “Estaban rompiéndome cosas en la espalda, destrozándome la cara con tubos de metal. Casi me matan ese día”, relató.
A pesar del peligro que corría, este vecino que vive hace 30 años en el barrio asegura que por su mente solo pasaba una cosa, la historia de ‘Junior’, quien murió a manos de pandilleros de la banda ‘Los Trinitarios’ que lo persiguieron hasta una bodega donde nadie lo ayudó. Peor aún, luego dijeron que se trató de “un error” y el muchacho que asesinaron no era su objetivo.