Por José Castellanos
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Son más o menos “viejos” los dos. No exactamente viejos políticos los dos. No, que Trump, según yo entiendo, comenzó en el 2016. Biden lleva toda una vida en la política. Por eso lleva como carga todo lo que esos tiempos suyos de lo “políticamente correcto” dejaron pasar.
Digo dejaron pasar, leyes, reglamentos, acuerdos que no han sido
beneficiosos para la nación americana. Desvíos que Trump ha tratado de enderezar, hasta donde ha podido. Como éste que vemos a diario en la TV: “las fronteras abiertas y que aquí entre “todo el mundo”.
El muy afable Biden carga también, como colofón de su carrera
sus años junto a Huseín Obama con su tufillo a musulmán y marxista.
Y ahora Biden, con todo su derecho, quiere ser Presidente y destronar a Trump. Trump le ha dado la bienvenida al ruedo. Y dice que lo que le espera será “desagradable”. (Le espera, como ya saben ustedes, quitar de en medio una veintena de otros aspirantes) “Tendrás que tratar con gente de unas ideas muy enfermas”. Pero si lo logras, te veré en la línea de salida.
Biden justificó su entrada al ruedo presidencial como un medio de evitar la reelección de Trump.
Pues dice que, con la reelección de Trump están en juego “los valores fundamentales”, “la posición del mundo” e incluso la democracia en Estados Unidos.
Eso, según mi humilde entender, también estuvo en juego en noviembre del 2016. ¿No lo vió así el muy afable Biden?.
Y la diferencia con este próximo noviembre del 2020 es tan solo que ya batallan a cara descubierta desde el Partido Demócrata los peligrosos enemigos de esta nación que luchan contra “nuestros valores fundamentales”, lo que Biden llama “la posición del mundo” y la democracia en Estados Unidos..
Sí, ahí están en la Cámara, musulmanes, marxistas y simpatizantes de la Ideología de Género. Es decir, los enemigos del bienestar de esta nación, que los Americanos a los que Trump llamó al baile, vieron, a tiempo, dentro y fuera del Partido Republicano y contribuyeron con su voto a que Trump superara a los otros diecisiete aspirantes.
Y así, más o menos, será nuevamente en el 2020. Lo quiera Dios.
Un abrazo, Tiberio