El músculo de la política tradicional se ha impuesto este domingo al auge del movimiento independiente en Panamá, pero la diferencia entre los dos partidos punteros ha sido mucho menor de lo anticipado en las encuestas.
Al filo de la medianoche, el Tribunal Electoral anunció la victoria de Laurentino Nito Cortizo, del Partido Revolucionario Democrático (PRD), por un margen estrecho de votos.
Con Cortizo, el PRD regresa a la presidencia del país centroamericano tras una década alejado del poder, y lo hace por la mínima, en el photo finish: con casi el 100% de los votos escrutados, el candidato perredista lograba el 33%, frente al 31% de Rómulo Roux (Cambio Democrático -CD-, la formación del expresidente Ricardo Martinelli, que está bajo arresto mientras se le investiga por un escándalo de escuchas) y al 20% del independiente Ricardo Lombana.
El oficialista José Isabel Blandón quedaba relegado a un discretísimo cuarto lugar (10%), lastrado por la baja popularidad del todavía presidente, Juan Carlos Varela. En línea con las últimas citas electorales en la joven democracia panameña -han pasado solo tres décadas desde su restablecimiento-, la participación ha superado con cierta holgura la barrera del 70%.
El resultado asegura la hegemonía de la política tradicional durante al menos cinco años más y deja finalmente en agua de borrajas el auge de los candidatos de libre postulación -con la única excepción de Lombana, que con la quinta parte de los votos consigue lo que ningún otro independiente nunca logró-.
Pero abre, sin embargo, la puerta a impugnaciones por parte del segundo en la contienda, Cambio Democrático. Así lo ha dejado caer el propio Roux cuando el recuento aún no había concluido: “Hoy no vamos a aceptar ningún resultado de las elecciones: el margen es demasiado estrecho y hemos recibido información de irregularidades.
Vamos a esperar a tener el 100% de las actas”. En plata: pese a la ratificación del Tribunal Electoral, que se hizo de rogar, habrá turbulencias y declaraciones cruzadas en los próximos días.
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Las encuestas situaban a Cortizo, empresario de 66 años, como gran favorito para hacerse con la presidencia del país centroamericano, de cuatro millones de habitantes. Sin embargo, el margen de victoria es mucho menor de lo augurado.
Roux, abogado de 54 años, aguantó el tipo mucho mejor de lo que auguraban los sondeos gracias a un porcentaje mayor de apoyo que sus contendientes en la capital y en el área metropolitana, imponiendo la capacidad de movilización y el gancho de su partido -heredada de la época Martinelli- entre las clases populares.
Cortizo, por su parte, se ha impuesto con claridad en las comarcas indígenas y en las provincias más rurales, donde la maquinaria de su partido -por mucho el que más afiliados tiene- saca a relucir toda su potencia.
En su primer mensaje a la nación como presidente electo, Cortizo llamó a la unidad nacional, prometió enfrentar la corrupción y anunció un plan para relanzar la economía. “Convoco a todos los panameños para enderezar el rumbo y construir puentes que nos lleven hacia delante, hacia un país próspero y, sobre todo, justo”, dijo.
El PRD, fundado por el general Omar Torrijos (1968-1981), es una de las tres formaciones políticas hegemónicas en el país centroamericano, junto con el Panameñista de Varela -que deja el palacio de Las Garzas lastrado por la baja popularidad-, y Cambio Democrático, la plataforma con la que Martinelli -señalado, además de por el citado caso de escuchas a otros políticos, por corrupción- llegó a la jefatura de Estado en un ya lejano 2009.
La formación de quien se perfila como próximo presidente panameño se define socialdemócrata y forma parte de la Internacional Socialista. Pero en el ecosistema político panameño las ideologías son inusualmente volubles, mucho más que en ningún otro país de América Latina: aunque el tono general es conservador y solo uno de los siete candidatos en liza -Saúl Méndez- se define abiertamente de izquierdas, el eje clásico aquí sirve de poco.
“No diría que el PRD es un partido socialdemócrata, ni de centroizquierda”, analiza el politólogo Orlando Pérez, vicedecano de la Facultad de Artes, Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Millersville (Pensilvania).
Con las ideologías difuminadas -aunque no cabe duda de que Cambio Democrático está escorado a la derecha-, los principales determinantes del voto son la personalidad del candidato y las escasísimas propuestas formuladas en campaña.
Fuente: elpais.com