Por Olga Capellán.-
MADRID, España.- En una declaración que no tiene precedentes, en un país en el que la iglesia católica no acostumbra admitir críticas, el episcopado polaco reconoció el pasado miércoles su responsabilidad por haber permitido la pederastia del clero, desatendiendo a las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes y no haber castigados a los culpables.
Pero el cúmulo de evidencias y la indignación por parte de la opinión pública, las tardías disculpas de los obispos se quedan muy cortas.
Ante tal situación: no encontramos palabras para expresar nuestra vergüenza ante los escándalos sexuales protagonizados por sacerdotes, dijeron los obispos, ya que son actos que requieren absoluta condena, y castigos severos a los perpetradores, así como a quienes lo han encubiertos.
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No hemos hecho lo suficiente para prevenir los daños, escribieron los jerarcas católicos, tras una reunión de emergencia para debatir el tema, que en los días previos ha sacudido la opinión pública polaca.
Como podrán recordar, el padre Alberto Wojciech Gil, quien se supone, se encuentra actualmente en Cracovia, aunque fue detenido en el año 2014 por la policía de su país, Polonia, tras sus acusaciones de violación a 7 menores en el paraje de Juncalito, Provincia de Santiago, pero hasta la fecha no se sabe hasta dónde ha llegado su proceso judicial, aunque se había dicho que el padre Gil, de comprobarse su culpabilidad de las acusaciones que pesan en su contra podría pasarse hasta 12 años de prisión.
De igual manera podrán recordar a Josep Wesolowski, también de nacionalidad polaca, quien falleció en medio de un proceso judicial que se le seguía en el Vaticano, al ser también acusado de pederastia, durante los años que fungió de nuncio apostólico en la República Dominicana, quien fue encontrado sin vida en su habitación en el Vaticano, donde cumplía prisión domiciliaria.
Dichas declaraciones ocurrieron el pasado miércoles, pero no fue sino hasta el día de hoy cuando abarrotó grandes espacios de la prensa española.