Victoria agridulce. El PSOE consolidó este domingo por la noche en las europeas, municipales y autonómicas el dominio de la política española que logró en las generales de abril, pero la izquierda perdió la joya de la corona: el Ayuntamiento de la capital, gobernado hasta ahora por Manuela Carmena. Y por si fuera poco tampoco logró arrebatar a la derecha la Comunidad de Madrid. PP y Ciudadanos, con apoyo de Vox, podrán así hacerse fuertes en Madrid. La división de la izquierda y el mal resultado de Podemos fue clave para este fiasco, lo que debilita mucho la posición negociadora de Pablo Iglesias. El PP confirmó su caída pero evitó el sorpasso de Ciudadanos, que pinchó en el intento de hacerse con el liderazgo de la oposición. Pedro Sánchez pidió a Albert Rivera que levante el veto a pactar con el PSOE.
Eran las elecciones definitivas, las que, sumadas a las generales de hace un mes, repartían prácticamente todo el poder en España para los próximos cuatro años, en los que no habrá ningún comicio nacional. Y las urnas cambiaron la situación más de lo esperado.
Los comicios consolidaron la hegemonía del PSOE, el gran vencedor de la noche, pero dejaron al PP mejor de lo que entró. No solo porque, por sorpresa, podrá gobernar en Madrid capital y en la Comunidad. Sobre todo porque podrá reclamar el liderazgo de la oposición frente a Ciudadanos (Cs), que ha fracasado con claridad en su intento por hacerse con la cabeza del bloque de la derecha. Pablo Casado aprovecha así la división de la izquierda en Madrid para salvar los muebles y frenar las críticas. La apuesta personal de Casado, Isabel Díaz Ayuso, pese a las críticas que ha recibido durante la campaña, será con toda probabilidad la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid.
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El giro más importante de la noche no se produjo en la cabeza, que es claramente para el PSOE en casi toda España, sino en la cola. Podemos sufrió un varapalo por encima de las expectativas y Pablo Iglesias queda expuesto a las críticas por el fiasco tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad. Y eso debilita claramente su posición a la hora de reclamar la entrada en el Gobierno de Pedro Sánchez, su gran objetivo. Aun así, los 42 escaños de Podemos en el Congreso de los Diputados siguen siendo imprescindibles para la investidura, e Iglesias se aferrará a la idea de que, pese a su mal resultado, sus escaños serán necesarios para gobernar en Baleares, Asturias y La Rioja y pueden serlo en Aragón. Podemos, gran perdedor de la noche por su caída generalizada, superior a la de las generales, tendrá también votos clave en decenas de ayuntamientos.
La derrota de Manuela Carmena en Madrid se agravó por la caída del otro gran referente de los Ayuntamientos del cambio, Ada Colau, que perdió por la mínima en Barcelona frente a ERC. El bloque de la derecha logró la mayoría en otra ciudad simbólica, Zaragoza, mientras la izquierda conservó la primacía en Valencia. Los socialistas mantienen sus plazas clave en las autonómicas —Castilla-La Mancha, Extremadura, Baleares— y aumentan su ventaja en todas ellas. Además, logran un nuevo Gobierno, el de La Rioja, donde tambíén necesitarán a Podemos. Pero no tienen claro aún si gobernarán en Aragón.
Carmena, que tuvo un duro enfrentamiento con Iglesias y vio como el líder de Podemos apoyaba a última hora a Carlos Sánchez Mato, el candidato de IU en la capital, que no obtuvo representación —aunque ni siquiera con todos sus votos se habría evitado que la alcaldía volviera a manos de la derecha—, se resignó a última hora. “Hemos ganado, pero no vamos a poder gobernar. No es el resultado que esperábamos. Pero esta ciudad seguirá siendo progresista, solidaria”, clamó entre miradas desoladas de sus seguidores. Iglesias fue el único de los grandes líderes que no compareció a analizar los resultados.