Por Rosario Espinal
He dicho durante mucho tiempo que sacar un partido gobernante del poder cuando se ha perdido la competitividad electoral es difícil, a menos que se presente por lo menos una de estas dos condiciones: una fuerte crisis económica o una profunda división.
Para la República Dominicana, lo primero no se vislumbra en el futuro cercano, a menos que la campaña contra el turismo persista. Lo segundo ya se perfila con mayor claridad. Como planteé en mi artículo de la semana pasada, El PLD en el ring, danilistas y leonelistas están enfrentados abiertamente.
También he dicho en múltiples ocasiones que, en la lucha interna actual del PLD, un sector derrotará al otro. Es decir, no se producirá un acuerdo entre peledeístas como en el pasado. Una de las razones principales es que esta lucha no es exclusivamente entre peledeístas; involucra sectores externos al PLD.
Siempre puedo equivocarme en mis estimaciones, pero los hechos más recientes, incluidas la agresión militar frente al Congreso, señalan que la lucha es muy dura, y que leonelistas y danilistas piensan llevar la confrontación hasta sus últimas consecuencias.
Cuán débil saldrá el PLD de este enfrentamiento está por verse, pero es claro que existe la posibilidad de una división. Eso crearía condiciones favorables para el ascenso electoral del PRM.
Pero ojo, PRM: aún con esta situación cada vez más favorable, necesitan enfrentar varios asuntos de transcendencia política para convertirse en una opción real en el 2020. Si no, ante el deterioro del PLD, podría surgir otra fuerza política que capitalice el cansancio y creciente descontento con el PLD.
Primero, entender que para ganar en el 2020, el PRM necesita subir alrededor de 15% en las votaciones. ¡Son muchos votos! La inmensa mayoría de esos votantes tienen que provenir del PLD, porque en el 2016 las votaciones se concentraron en 95% entre el PLD y el PRM. El sector electoral para cautivar es, en particular, las capas medias urbanas, donde se concentra el mayor desencanto con el PLD. Ese bloque electoral necesita sentir un PRM cohesionado, con un liderazgo eficaz y una propuesta programática atractiva.
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Segundo, el PRM tiene que presentar candidaturas atractivas a nivel presidencial, legislativo y municipal. El PLD tiene muchos recursos, y solo con candidaturas muy atractivas podría el PRM enfrentar el poder económico del PLD en el proceso electoral.
Tercero, el PRM necesita montar unas primarias transparentes y con el mayor nivel de aprobación posible en sus filas partidaria.
Las primarias serán un preludio del proceso electoral, sobre todo, para un partido que no ha gobernado, y que su dirigencia viene del PRD.
A la democracia dominicana, por más deficitaria que sea, le haría bien que se restablezca el bipartidismo. La competitividad electoral es fundamental para que haya alternancia en el poder, componente esencial de un régimen democrático.
La proliferación de partidos, por el contrario, fomenta que se mantenga un partido dominante en el poder, porque ninguna fuerza de oposición puede contrarrestarlo.
Si el PRM no se consolida en esta coyuntura, entonces, en la medida que el PLD se vaya debilitando, ascenderá una opción que aún no podemos descifrar, y que apelará con demagogia a las masas electorales.
En un país como la República Dominicana con bajo nivel educativo, la presencia de inmigrantes no deseados por la población (los haitianos), e iglesias conservadoras movilizadas con fines políticos, es de esperarse el ascenso electoral de alguna figura política de ultraderecha.