Por Lic. Julio Eduardo Diaz
La realidad es que no soy muy dado a opinar de las intríngulis políticas, que se manifiestan con intensidad en la política dominicana. Veo a muchas personas opinando sobre estrategia política que: a) No tienen la formación intelectual en política; b) No participan de forma directa en esa actividad, y por ende no cuentan con el empirismo necesario para tener una opinión acababa de los procesos políticos que se suscitan en el país.
Traigo este tema a colación, porque muchos han criticado con dureza la decisión del precandidato presidencial por el Partido Revolucionario Moderno, Lic. Luis Abinader de convocar una marcha en el día de ayer hacia el Congreso Nacional en defensa de la Constitución de la República Dominicana, ante las pretensiones continuistas del presidente Danilo Medina y su séquito de perpetuarse en el poder.
El principal argumento que esgrimen aquellos que se opusieron a esa iniciativa de Luis Abinader; es que el tema de la defensa de la Constitución es una manifestación más de la lucha de poder a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), entre las dos facciones hegemónicas que gravitan dentro de esa organización política: La facción de Leonel Fernández y de Danilo Medina, que se disputan el control de ese partido-Estado que es el PLD, que es la vena que irriga las arcas mercuriales que sostienen a los grupos económicos internos y externos que sostienen a ambos grupos.
Tengo para decirles a aquellos dominicanos que piensan que la lucha por la Constitución se limita a una simple lucha interna están errados. Sé que a las personas, no les gusta que le digan que están equivocados. Esta lucha por la defensa de la Constitución, no es una lucha exclusiva del Dr. Leonel Fernández y su grupo político, sino que es una lucha que atañe a toda la dirigencia política nacional, y a cada dominicano que le preocupa el devenir de la institucionalidad democrática y el Estado de derecho en la República Dominicana.
Los dominicanos estamos enfrentando a un enemigo muy poderoso, que es el incumbente actual, responsable de la conducción de esa estructura partido-Estado que es el PLD, que por los intereses que representa y los peligros que enfrenta no tiene como Norte dejar el poder de pasar la reforma constitucional, el 16 de agosto de 2024.
Muchos de los analistas que se opusieron a la convocatoria realizada por Luis Abinader, utilizan el pasado reciente como punto de referencia para analizar este fenómeno partiendo de la tesis hegeliana de que la historia se repite dos veces. Las coyunturas político históricas no siempre son iguales, dicho esto, siempre parto de la utilización del método científico para realizar mis análisis políticos: Mi método a utilizar es la teoría de juegos. La teoría de juegos es una rama de la economía que estudia las decisiones que debe tomar un individuo para tener éxito, teniendo en cuenta las decisiones tomadas o por tomar por el resto de los agentes que intervienen en la situación en cuestión.
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Dado este contexto, vemos que la situación política actual del país no es la misma del año 2002, cuando el entonces presidente de la República Dominicana, Hipólito Mejía se embarcó en una reforma constitucional con el propósito de reelegirse, y 12 legisladores que pertenecían al opositor Partido de la Liberación Dominicana, cayeron en la “tentación del poder,” y participaron del festín de la reforma a nuestra Carta Magna. Muchos argumentan que el PLD “prestó” esos legisladores para concretar dicha reforma, y de paso atizar la lucha de poder dentro del oficialista Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que eventualmente provocaría una división política y su posterior salida del poder.
Los analistas que le proponen la misma acción al Partido Revolucionario Moderno (PRM), no entienden que la coyuntura política actual no es la misma del año 2002, y que la constelación de intereses que se ciernen sobre el cielo político nacional, no son los mismos de esa ocasión, por las razones que hemos expuesto anteriormente. Y existe un descalabro del sistema de partidos políticos en el país, y que una acción política dirigida en esa dirección podría convertirse en un Boomerang para la única organización política de oposición que muestra un vestigio de vocación de poder. Esa acción política podría desencadenar en el descalabro total del sistema de partidos políticos en la República Dominicana, que traería consigo la perpetuidad en el poder del Partido de la Liberación Dominicana.
De pasar una eventual reforma a la Carta Magna sería para reintroducir la figura de la reelección indefinida como estipulaba la Carta Magna proclamada el 29 de noviembre de 1966. ¿Quién nos asegura que Danilo Medina y el grupo económico que representa buscarán sólo un tercer mandato consecutivo, y qué de luego concluido este pasarán la antorcha a otro grupo político? Nadie, absolutamente nadie puede asegurar de que será así, y por el accionar caudillista y de poco apego a las normas democráticas, estaríamos ante la antesala de una dictadura perfecta como denominó Mario Vargas Llosa al Partido Revolucionario Institucional (PRI), en México que gobernó ese país de forma ininterrumpida desde 1929 al 2000, y era un partido-Estado con características similares al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en la República Dominicana.
En términos de estrategia política, en el día de ayer Luis Abinader fue el gran ganador en el escenario político nacional: a) Con esta acción del día de ayer, se erige como el líder indiscutible de la oposición política en la República Dominicana, ya que una franja importante de forma inducida por la estructura mediática estatal o por convicción propia, decían que en el país no hay oposición política, y que no acompañan al pueblo en su lucha diaria. Luis Abinader aprovechó el escenario perfecto para acompañar al pueblo en un tema que de forma sistemática sale en todas las encuestas que es rechazado por el 70% de los dominicanos; b) Con este accionar político ejecutado en el día de ayer, Luis Abinader le arrebató la antorcha olímpica del tema de la Constitución a Leonel Fernández, y lo coloca como el genuino representante de la lucha en la defensa de la Constitución y la preservación del Estado de Derecho en la República Dominicana; c) Aprovechó el escenario del día de ayer para ponderar las pretensiones continuistas de los ambos líderes que dirigen ese partido-Estado, y el peligro que ambos representan para el desarrollo democrático e institucional del país.
Sin duda alguna, Luis Abinader se anotó una victoria política en su estrategia de consecución del poder de cara a los comicios presidenciales del 2020, a pesar del boicot realizado desde lo interno de su propio partido.
Lic. Julio Eduardo Díaz Sosa
Economista y Financista