Por Nelson Encarnación
El sector que encabeza el presidente Danilo Medina en el Partido de la Liberación Dominicana ha venido dando demostraciones, cada vez más fehacientes, de que está determinado a hacer lo que le sea posible para tratar de minar la base de apoyo del doctor Leonel Fernández de cara a las primarias del seis de octubre.
El lanzamiento apresurado de Gonzalo Castillo como enésimo precandidato del sector Danilo apunta en la dirección señalada, a pesar de que el exministro acumula una cantidad importante de limitaciones que le definen como un invento más de la corriente que lidera el jefe del Estado.
No por tratarse de un invento se le puede descartar, prima facie, pues a todos los contenientes hay que tomárseles en cuenta. Ese no es el problema.
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La cuestión más importante a analizarse es que en procura de frenar al doctor Fernández, los danilistas tienen en carpeta y pondrán en el terreno de juego cualquier recurso que pueda reportar alguna ventaja.
La violación del acuerdo para la elección de Demóstenes Martínez como presidente de la Cámara de Diputado es apenas una evidencia de la determinación del presidente Medina y sus seguidores por llevar hasta el extremo la confrontación.
Es obvio que las acciones del danilismo están motivadas en la idea de atormentar a un Leonel que en los planes de ese sector no contaba que estuviese en pelea a estas alturas.
Están alucinados y hasta estupefactos al ver, que luego de las más variadas embestidas, el expresidente Fernández todavía respire; y más aún, que quieran o no es la más viable carta de triunfo que tiene el PLD para las presidenciales del año entrante, pues aunque simulen otra cosa, los llamados delfines del Presidente no pasan de intentos de lograr un impacto que no se ha conseguido.
No es que estén descartados para octubre, sino que su viabilidad para mayo está puesta en serias dudas, pues no se inventa un candidato de la noche a la mañana sólo porque al jefe de una facción que se autodefine “sector mayoritario”, crea que es verdad que “el poder no se desafía”—palabras de un desquiciado—y que “el poder lo puede todo”.
El propio Danilo necesitó 15 años para fraguar una candidatura exitosa. Y cuando lo logró, tras intentos fallidos con frustración incluida, fue con un regreso impensado en 2012, emergiendo de un catastrófico inicio de candidatura (20 ó 25 puntos porcentuales por detrás de Hipólito Mejía) hasta rebasarle cuando Leonel tomó la tribuna, Margarita se enfundó en unos jeans y se puso una boina, tras lo cual tres frentes de campaña le dijeron al PRD entonces que la maquinaria morada no tenía rival.