Por Danilo Cruz Pichardo
Hay gente que da como un hecho que los resultados de las primarias de los partido principales serían los mismos que vienen revelando las principales firmas encuestadoras. Olvidan (a veces ignoran) que un estudio de opinión es un retrato de un momento específico, que el número de votantes sería menor al de las contiendas nacionales y que el uso de dinero constituye una variable muy influyente.
Las investigaciones de opinión tienden regularmente a acertar cuando sus resultados corresponden a horas antes del certamen comicial y, sobre todo, cuando el margen de los porcentajes es abierto, pues cuando la competencia es reñida cualquier mínimo detalle inclina la balanza hacia una de las fuerzas y puede terminar ganando, inclusive, el que no era puntero, sin que se pueda decir que las encuestas se equivocaron.
En el caso del PRM resulta más sencillo emitir vaticinios, porque todas las investigaciones de opinión coinciden en establecer una diferencia amplia a favor de uno de los aspirantes presidenciales. Ese dato no significa, sin embargo, que se trata de un hecho consumado y que solo es cuestión de horas para celebrar, pues hay aspectos que no se ven que podrían provocar una enorme sorpresa.
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El sector del ingeniero Mejía viene diciendo que ha inscripto, en el padrón interno, más personas que su competencia, pero no es por ahí que descansa un eventual triunfo del antiguo presidente, necesita una inversión multimillonaria para la compra de millares de cédulas y de votantes identificados con su adversario. Además, requeriría que la JCE le eche una vaina al PRM, aspecto no descartable, sobre todo, si el PLD no estuviera dividido y focalizado en la división del principal partido opositor, tal y como lo hizo antes de los comicios del 2016. Los problemas que tiene el oficialismo, empero, impiden que uno de sus sectores pueda dedicarse a otras tareas.
No luce tan viable el diseño de estrategias, triquiñuelas y marrullerías que puedan invertir los resultados del PRM. Aunque nada definitivo, es muy posible que los analistas y encuestadores puedan definir con anticipación al ganador de las primarias perremeístas.
En lo que concierne al PLD es mucho más difícil de identificar a un ganador. Recuerdo las primarias del 2007, donde la supuesta víctima, el popular, era Danilo Medina, el hombre que conocía con nombres y apellidos a todos los dirigentes del partido fundado por Juan Bosch y el que resolvía desde el Ministerio de la Presidencia. Pero ¿cuáles fueron los resultados del congreso elector? 72% Leonel Fernández y 28% Danilo Medina.
El Estado aplastó a Danilo Medina, pero la prudencia le aconsejó permanecer callado durante muchos meses, se mantuvo en el PLD y votó por el hombre que él (Danilo Medina) había acusado de usar todos los recursos del Estado para vencerlo.
Ahora los papeles se invierten: Gonzalo (apoyado por Danilo Medina desde la Presidencia) aparece como el poderoso y Leonel se hace la víctima, hablando inclusive de “vergüenza contra dinero”. Es una táctica que procura percepción, pero los dos son poderosos económicamente, aparte de los aportes que perciben de empresarios y de otros sectores que no vienen al caso.
Parece que Leonel Fernández está mejor posicionado conforme a resultados de múltiples encuestas, pero esa es una batalla que no se gana con encuestas. No olviden que Danilo Medina, a través de Gonzalo Castillo, juega su última carta, el padrón es abierto y podrían pagar y trasladar, con esa enorme logística estatal, a barrios enteros a los centros de votación.
Sin embargo, Leonel Fernández está consciente de esa situación y tiene el suficiente poder económico para responder con la misma arma. Se trata de dos sectores que se conocen recíprocamente y más que una simple votación, donde los ciudadanos sufragarían espontáneamente, el día 6 de octubre lo que habrá es una gigantesca compraventa política. Y el precio del voto rompería todos los récods.
Ningún resultado de las primarias del PLD, a favor de uno o de otro, me sorprende. La única sorpresa sería que gane Hipólito Mejía en el PRM.
