HOUSTON, Texas. – Con más de medio siglo de activismo en defensa de la comunidad hispana en Estados Unidos a sus espaldas, Rosie Castro (de 72 años) se ha pasado los últimos meses supervisando su mayor legado: uno de sus hijos gemelos, Julián, es uno de los 19 precandidatos demócratas que le quieren disputar a Donald Trump la presidencia del país en las elecciones del 2020 y, como orgullosa mamá latina, ella no se pierde ninguno de sus movimientos.
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De hecho, Rosie Castro habló con Univision Noticias después del tercer debate demócrata en Houston, con una amplia sonrisa y un pin en la camisa con el rostro de su hijo y el lema: ‘Julián Castro para el futuro’.
En la entrevista, que se puede leer completa más abajo, además de reconocer que se arrepiente de no haber insistido más a sus hijos para que dominen el español, habló de sus orígenes como activista, la situación actual del país y los retos de una madre soltera para criar a dos de los políticos hispanos más reconocidos del país.
La matriarca del clan es una figura onmipresente en la campaña del precandidato demócrata, desde acompañarlo a eventos políticos hasta organizar el cumpleaños 45 de ambos el pasado 16 de septiembre con una multitudinaria fiesta en su ciudad, San Antonio, a la que invitó a 1,600 personas.
El candidato, por su parte, se refiere a ella como una inspiración y una pionera en la lucha de los derechos civiles en Texas (Rosie Castro fue líder del movimiento chicano a finales de la década de 1960 y principios de la de 1970 y también participó en la fundación del considerado primer partido político hispano, Raza Unida).
“Yo crecí con una madre soltera que nos crío a mi hermano Joaquín y a mí”, dijo Julián Castro en el primer debate demócrata en Miami. “Sé lo que es pasar dificultades, sé lo que es alquilar una casa y preocuparte por si podrás pagar la renta el primero de mes, ver a una madre trabajar duro y saber que las madres de este país ganan menos solo porque son mujeres”.
Una historia de mujeres abnegadas
Nacida en 1947 en San Antonio (Texas) como María del Rosario Castro, la mamá de Julián y Joaquín Castro también fue criada por una madre soltera: Victoria, una mexicana que llegó a San Antonio con solo siete años tras quedarse huérfana después de la Revolución Mexicana y que sacó adelante a su hija Rosie encadenando trabajos como empleada doméstica, cuidadora de niños y cocinera.
Licenciada en inglés y con una maestría en administración pública, Rosie Castro tuvo a sus hijos Julián y Joaquín a los 27 años cuando se quedó embarazada de Jesse Guzmán, un profesor de matemáticas y activista que estaba casado y ya tenía cinco hijos y con quien ella mantuvo una relación hasta que los gemelos cumplieron ocho años.
Castro crió a sus hijos con la ayuda de su madre. Aunque asegura que no siempre sabía cómo haría para llevar comida a la mesa y reconoce que en ocasiones tuvo que recurrir a bancos de comida, dice que tenía claro que la educación de sus hijos era una prioridad.
Los gemelos estudiaron en escuelas públicas y después se graduaron en las prestigiosas universidades de Stanford (Ciencias Políticas y Comunicación), y Harvard, de donde salieron abogados.
Los hermanos Castro regresaron a su ciudad natal donde pronto destacaron en el ámbito público: Julián fue elegido miembro del consejo municipal de San Antonio a los 26 años, mientras que a los 28 Joaquín fue nombrado representante del estado de Texas, un cargo que mantuvo por 10 años hasta que en 2010 saltó al Congreso nacional donde actualmente representa al Distrito 20 de Texas.
Julián Castro ejerció como alcalde de San Antonio desde 2009 hasta 2014, cuando el expresidente Barack Obama lo convocó a su gabinete para ejercer como secretario de Vivienda. En enero de este año, el “mayor” de los Castro (él siempre bromea con que nació un minuto antes que su hermano Joaquín), anunció su candidatura a la presidencia de EEUU.
“Tiene experiencia en la política pero más que eso tiene la experiencia de haber vivido una vida que respeta el lugar de donde vino su abuela y a la gente que vive en EEUU”, dice de él su madre.
Trump: 40 años de “retroceso”
Conversar con Rosie Castro es escuchar de primera mano la historia de cómo los hispanos consiguieron llegar a los niveles de participación política actual. Según datos la Asociación Nacional de Latinos Electos y Designados (NALEO), unos 6,600 latinos estaban ejerciendo cargos públicos electos en las elecciones de 2016, una cifra inimaginable cuando ella era joven.
Y aunque la veterana activista reconoce los avances, considera que la llegada del presidente Donald Trump ha supuesto un retroceso de unos “30 ó 40 años” para su comunidad.
“Más que es un idiota, es un hombre muy cruel. No sé si hace lo que hace solamente para que la gente reaccione o si hace lo que hace porque en su corazón realmente la única persona que él quiere es Donald Trump”, dice Castro al ser preguntada cómo definiría al presidente.
“Nunca en la historia de este país hemos tenido un presidente tan horrible como ese hombre y que ha causado tanto daño en este país”, opina. “En estos años que hemos llegado a un lugar mejor respecto a los derechos civiles, yo pensaba que la gente de este país nunca jamás iban a elegir a un hombre que tenía tantos prejuicios, pero aquí estamos y, como dice Julián, tenemos que decirle en enero de 2020: ‘Adiós, Trump’. Para siempre”.
A continuación, puede leer la entrevista:
Univision Noticias (UN): Usted es una reconocida activista política en San Antonio y tiene un papel en la historia de la participación política de los hispanos. ¿Qué recuerdos tiene de esa época?
Rosie Castro (RC): “Desde muy joven, cuando fui al colegio empecé a participar con el Partido Demócrata porque en esos tiempos, aquí en los Estados Unidos, nuestra comunidad latina tenía muchos problemas. Por ejemplo, cuando yo me gradué, en 1965, el 80% de nuestros niños no acaban la escuela… El 3% o 4% de nuestros niños iban al colegio (la universidad). Había tantos problemas en San Antonio en asuntos de salud, derecho al voto y muchas otras áreas. Así que fue importante que en ese tiempo los jóvenes querían cambiar las cosas.
En esos momentos, el Partido Demócrata era muy conservador. Era casi como el Partido Republicano de ahorita, así es que muchos de nosotros formamos un grupo que se llamaba el partido Raza Unida y en ese partido todos podían participar, no solamente los latinos. Pero lo que queríamos era tener igualdad en la educación, tener los sueldos que se necesitan para que una familia pueda lograr sus metas.
Queríamos cambiar la discriminación que sentíamos todavía en nuestro país. Por ejemplo, las calles, aunque teníamos bond issues (propuestas aprobadas a nivel local), el dinero nunca iba a componer las calles en el West side, todo iba a otro lado donde no vivíamos nosotros… Lo mismo con el transporte, con las clínicas de salud, todo eso no lo teníamos. Así que era necesario. Sabíamos que en este país uno solamente hace una diferencia si está primeramente votando y está en la mesa donde se hacen las leyes. En ese tiempo no teníamos bastantes latinos que eran candidatos y que eran elegidos al concilio, al estado, a la nación, así es que el partido trató de hallar a gente que quería presentarse y darle apoyo para que trataran de cambiar esas leyes que no nos ayudaban.
Sobre los cambios para la comunidad latina y la presidencia de Trump
UN: Más de medio siglo después, ¿cómo han cambiado las cosas?
RC: Las cosas han cambiado bastante. Por ejemplo, cuando yo tenía como 20 años, solamente en San Antonio había cuatro hombres elegidos que eran mexicoamericanos, que eran eran Jeremy González, Albert Peña, Phil Torres y Joel Bernal. En Texas y en la nación muy pocos latinos y ninguna latina fueron elegidos. Ahora tenemos muchos en el concilio, en el estado, en la nación… no suficientes, pero muchos más que teníamos entonces.
Mucho ha cambiado, pero hace tres años cuando vino el señor Trump, cuando corrió para presidente y ganó, él cambió todo… Aunque tenemos cosas que ya son mejor, él ha traído lo peor de este país. Yo no pensaba que nuestra gente en los Estados Unidos iba a elegir un hombre como él. Desde el primer día que anunció (su candidatura) a la presidencia, empezó a decir que los latinos éramos violadores, que matábamos a la gente, todo feo lo que decía de nuestra gente, y nosotros sabemos que no es verdad.
Ahora vemos que tiene a los niños separados de sus padres y en cárceles, no quieren darle la comida bien, lo que necesitan, no quieren educarlos… Ahora quiere quitarles el derecho a la ciudadanía a niños que sus padres están en otros países y dice que niños que nacen aquí en los Estados Unidos de padres migrantes no les quiere dar el derecho a la ciudadanía tampoco.
Pero ahora también está lo que vimos en El Paso. Para mí, yo sé que muchas personas dicen que el presidente no estuvo ahí, que él no hizo eso. Pero sus palabras, su sentido, sí nos han puesto en un peligro tremendo, solamente por ser latinos. Eso tiene que cambiar y tenemos la oportunidad en un año de cambiarlo y tenemos que cambiarlo.