Las lluvias torrenciales que golpean desde el fin de semana a Carolina del Sur como consecuencia del paso del huracán Joaquín han provocado 10 muertos, mientras que en la vecina Carolina del Norte perdieron la vida dos personas, de acuerdo con datos oficiales.
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En Carolina del Sur, las fuertes precipitaciones han dejado a 26,000 personas sin electricidad y a 4,000 sin agua y han provocado el cierre de 550 carreteras y puentes, precisó el lunes la gobernadora de ese estado, Nikki Haley.
En su cuenta de Twitter, Haley informó que 9 presas del estado se han roto por la fuerza de las aguas, la mitad de los embalses que tiene el estado. Añadió que las autoridades están vigilando permanentemente.
El paso por el Atlántico de Joaquín, actualmente de categoría 1 en la escala de intensidad Saffir-Simpson de un máximo de cinco, ha provocado torrenciales lluvias y fuertes inundaciones en algunas zonas del este de EEUU, especialmente en Carolina del Sur y Carolina del Norte.
Haley alertó a las comunidades en zonas río abajo cerca de la costa, donde todavía podría subir el nivel del agua, para que estén preparadas para más evacuaciones. Más de 900 personas se están quedando en refugios.
Una de las víctimas murió cuando su vehículo pasó una barricada y se quedó atascado en las fuertes corrientes. El conductor se ahogó, pero una mujer que iba a bordo del automóvil logró salir al techo y fue rescatada por un bombero que entró al agua.
“Ella salió por la ventana. El que pudiera subir al techo del auto y quedarse ahí con esa agua, es que hay un Dios”, manifestó el forense del condado Kershaw, David West.
El lunes las lluvias avanzaron hacia North Carolina y los estados norteños de la costa del Atlántico. La tormenta era parte de un sistema que dejó caer una cantidad sin precedentes de lluvia en South Carolina y varios estados más.
En rueda de prensa, Haley, del Partido Republicano, explicó que ya había hablado sobre la situación con el presidente de EEUU, Barack Obama, y que le había pedido la declaración de “zona de desastre” en Carolina del Sur, lo que permite desbloquear fondos federales para responder a las inundaciones.
En su intervención, la gobernadora Haley explicó que sobre el terreno ya hay 13,000 agentes de la Guardia Nacional, una fuerza militar de reserva que suele movilizarse en catástrofes naturales y en situaciones de desorden público.
Cientos de comercios y edificios de Carolina del Sur, ya bajo estado de emergencia, han quedado inundados por las intensas lluvias, varias carreteras han sido cerradas y el suministro de agua potable está en peligro en algunos condados e, incluso, en la capital estatal, Columbia, según las autoridades.
Otros 7,000 agentes de la Guardia Nacional están preparados para participar en este dispositivo de emergencia, integrado también por la Cruz Roja de EEUU y la organización caritativa del Ejército de Salvación, según detalló la gobernadora.
Por el momento, ningún hospital de Carolina del Sur ha tenido que ser evacuado y las autoridades han
abierto decenas de refugios para proveer a los afectados de un techo, mantas, agua y comida.
Durante el lunes, los equipos de rescate han ido llamando puerta por puerta para comprobar el estado de los habitantes de varias ciudades de Carolina del Sur, que durante el fin de semana fueron rescatados con botes de barrios especialmente inundados o, incluso, con helicópteros desde el techo de sus viviendas.
Mientras la lluvia deja de caer, la franja que se extiende desde Columbia hasta la costa, desde Georgetown a Charleston, permanece inundada.