Por: Paulino Antonio Reynoso(Toño)
Parece que definitivamente el dominicano del Exterior que quiera dedicarse al ejercicio político con espíritu patriótico y una sana pasión deberá hacerlo en el mismo territorio nacional, no desde las estructuras del EXTERIOR, algunas de las cuales son infuncionales.
Se supone que cuando un grupo de seres humanos asume los valores, los principios y los desafíos de un determinado Partido Político, igualmente está aceptando unos patrones de conducta determinados.
Sin embargo, del ser humano se puede esperar lo mejor y lo peor.
En los primeros años de los 26 que he vivido de intensa vida política siempre me preguntaba por qué los dominicanos del Exterior, que voluntariamente y con mucho sacrificio deciden involucrarse en la vida política nuestra, eran objeto de críticas desconsideradas, de irrespeto y de trato muchas veces inhumano.
Al llegar a residir en los Estados Unidos al final del 2009, ahí cambió profundamente mi visión y mis preguntas fueron rápidamente contestadas.
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Es que entre los dirigentes políticos de la Diáspora y los dirigentes políticos que hacen vida en el territorio nacional se ha perdido el respeto, de tal manera que algunos de allá se sienten como los feudos de acá.
Nadie como nuestro inolvidable José Francisco Peña Gómez ha interpretado los anhelos y los gritos de los dominicanos residentes en el exterior. El no sólo dio ejemplo de respeto, cariño y amor. Además de eso, tomó iniciativas históricas en bien de la libertad, de la paz y del desarrollo político de la diáspora dominicana.
Inspirado en su ejemplo, convencido del cambio de roles que debe producirse y consciente de que no todo se ha perdido, me detuve un momento y elaboré una propuesta dirigida a los dirigentes de mi Partido Revolucionario Moderno (PRM).
En la segunda entrega de esta reflexión les daré a conocer los puntos más relevantes de esa Propuesta.
El autor es escritor y ex-candidato presidencial dominicano.