Los hospitales en EEUU identificaron a la escasez de pruebas y de equipos de protección para su personal como los principales obstáculos que enfrentaron para brindarle atención adecuada a pacientes contagiados de covid-19.
En un sondeo realizado entre el 23 y el 27 de marzo, gerentes de 323 hospitales en 46 estados compartieron con el inspector general del Departamento de Salud detalles sobre las dificultades que enfrentaron durante ese periodo para abastacerse de la cantidad necesaria de equipos de protección, pruebas de descarte, respiradores y otros equipos.
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También se vieron en aprietos para mantener la cantidad requerida de personal, asumir el súbito incremento en el costo de algunos insumos y conservar o expandir la capacidad de su planta física para atender a pacientes con covid-19.
“Esta no es una evaluación de la respuesta dada por el Departamento de Salud a la pandemia del covid-19”, reza el informe difundido el lunes por la Oficina de ese departamento.
A continuación los problemas más importantes reflejados en el informe:
La encuesta telefónica permitió identificar como un problema recurrente que los hospitales requerían resultados negativos de coronavirus para dar de alta a pacientes.
Pero laboratorios privados desbordados con una gran cantidad de casos tardaban al menos siete días en enviar resultados a los hospitales.
La consecuencia más frecuente fue prolongar innecesariamente la estadía de pacientes que a su vez privaban de camas a otras personas enfermas en áreas de aislamiento o para cuidado intensivo.
Y en otros casos los médicos postergaron decisiones sobre posibles tratamientos hasta determinar si el paciente hospitalizado tenía o no el virus.
La incapacidad de confirmar la enfermedad rápidamente también redujo de manera considerable la cantidad del personal disponible para trabajar, ya que empleados sospechos de estar enfermos fueron excluidos de sus rotaciones preventivamente aún cuando los resultados fueron negativos días después.
La imposibilidad de contar con algunos empleados agravó la escasez de personal médico y de enfermería intensivista, especializada en enfermedades infecciosas, terapias respiratorias y en el manejo de respiradores.
Las estadías más prolongadas de los pacientes también incrementaban la cantidad de equipo protector requerido para el personal de salud, por lo cual los hospitales reportaron escasez de máscaras N95 y quirúrgicas, batas y guantes.
Un hospital reportó que la pandemia elevó a 2,000 la cantidad de máscaras diarias utilizadas, respecto a las 200 que empleaba antes del virus.
El documento aseveró que los hospitales “no habían recibido insumos de la Reserva Nacional Estratégica, o que los insumos recibidos eran insuficientes en cantidad o calidad”.
La escasez de papel higiénico y productos desinfectantes que fue obvia durante muchos días de marzo en los estantes de los supermercados también afectó a los hospitales, por lo que uno de ellos decidió elaborar lejía con el cloro del que disponía en su propio laboratorio.
Los hospitales reportaron no solamente escasez de toallitas desinfectantes y jabón para las manos, sino también que desconocían cuándo podrían reabastecerse.
Un funcionario consultado dijo haber recibido solo 1,000 máscaras N95 pese a haber solicitado un número mayor, y que la mitad de las recibidas eran para niños.
Otro afirmó haber recibido 2,300 máscaras N95 que no podían usarse porque traían dañadas las gomas elásticas.
La Reserva Nacional Estratégica es una rama del Departamento de Salud dedicada a suministrar apropiadamente a los estados de insumos médicos durante crisis sanitarias.
Gobiernos estatales y locales llevan semanas criticando al gobierno de Donald Trump por la escasez de pruebas y de equipos médicos, pero el mandatario rechaza los cuestionamientos y aseguro que sus funcionarios federales han realizado una labor “magnífica”.