Por Dr. Juan Duran
Ex catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo
República Dominicana, un país que tiene que ser visto desde su dimensión histórica, espacial, cultural y hasta estratégica, pues como lo decía el Profesor Juan Bosch en su obra: ‘ De Cristóbal Colon a Fidel Castro’ Caribe frontera imperial. El país siempre ha estado inmerso en los intereses de los grandes imperios de épocas pasadas, ha sido un puente entre culturas, comercio, gastronomía, danza, arte y por su puesto el turismo, que desde finales de la década de 1960 , se declara el interés nacional para el desarrollo turístico y en la década posterior inicia la expansión de uno de los pilares más importante para la economía y el desarrollo del país, así como potenciador de la imagen nacional en el escenario global.
El turismo es uno de los rostros de Republica Dominicana hacia el mundo, puesto que refleja la transformación socioeconómica del país desde la ciudad colonial de Santo Domingo, la primera ciudad organizada del Nuevo Mundo, reflejo de las distintas épocas del país y donde empieza a forjarse la cultura nacional, así como en el interior de la nación , desde el folclor local, rasgos lingüísticos, gastronomía, actividades sociales entre otras cosas.
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Es vital replantear el escenario nacional desde la óptica de la salud y como esto puede relanzar o estancar el turismo, porque es un hecho que la crisis del covid19 tendrá una incidencia en como las personas perciben la importancia de estar en un ambiente sano y que responda a las demandas requeridas por estas. A lo anterior se suma la urgencia de promover el turismo para la inversión en cuanto al tratamiento en la contaminación de los ríos, cañadas, arroyos, las costas y en los vertederos a cielo abierto que existen en el país, que afectan el medio ambiente y la salud de los habitantes, a la vez que puede afectar tambien a los turistas que llegan al país y quienes son portavoces de la calidad del turismo dominicano.
En el mismo esquema de replanteamiento, la Diáspora que por su papel como soporte fundamental en la economía nacional, como potenciador en la asistencia social a sus familias y sus localidades de origen, primero tiene que ser tomada en cuenta por su papel en la economía porque envían miles de millones de dólares o euros, por año y esto sin cobrar ningún interés al país, por otro lado tiene que ser tomada en cuenta como inversores y turistas, puesto que cuando visitan el país, se hospedan en hoteles, consumen productos locales y mantienen la fluidez económica porque República Dominicana es su país de origen. Es entonces en que merece la pena ver la Diáspora como un factor decisivo en el desarrollo de la nación, porque a pesar del sentimiento de arraigo que tienen por su país, también esta el hecho de que están unidos a su familia y en ese tenor, actividades que sean económicamente solventes tanto para las familias, como para las localidades, es una modalidad de inversión que beneficia al país, porque se convierte en generador de empleo, de capital y ayuda a la capacidad de consumo de productos locales.
La novedad es también marcada por las pautas del programa de gobierno del líder de la principal fuerza de oposición política, el candidato presidencial, Luis Abinader Corona quien establece como objetivo fundamental ‘impulsar un desarrollo turístico sostenible, un turismo que resista el paso del tiempo, que involucre a los actores sociales y productivos y que garantice la preservación de los recursos naturales para las próximas generaciones. Definió como prioritario trabajar en un proyecto avanzado de regeneración de playas, manejo adecuado del sargazo y la reproducción de corales, con la finalidad de proteger el principal activo del turismo nacional que son las playas’.
A lo anterior se agrega la necesidad de cambios en la diversificación del turismo, mas allá de un destino exclusivamente de sol y playa, un turismo inclusivo que proyecte la variada flora y fauna del país, junto a los paisajes que decoran todo el territorio, así como la evolución de lo antiguo hasta lo moderno, como serían parques temáticos de marca nacional e internacional, con características que representen y proyecten el país hacia el exterior, lo que resultaría en la captación de futuros inversores, turistas y nuevos proyectos que fortalecerán el turismo nacional.
