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Opiniones

Periodista sin Alma

Egoísmo ilustrado

Dr. Juan Martínez Luque, PhD Economía y académico

Dr. Juan Martínez Luque

Llegué a República Dominicana por allá por la segunda década del nuevo milenio, poco después del 2010.
Sintonicé una emisora de radio que atrajo mi interés.

La Z101. Parecía seria, analítica, neutra, con la facultad de acercarse a los ciudadanos y a las inquietudes que en aquel tiempo estaban en primera línea: empleo, salud, descontrol de los inmigrantes, inseguridad, crecimiento económico aunque ya existía en esa emisión un permanente halago al partido en el poder, el PLD. Pensé; “Demasiados halagos a los políticos”,

Me sorprendió dos años después los permanentes comentarios de un periodista que ilustraba sus pensamientos e ideas de forma arbitraria y ambigua. Nunca mostró freno alguno a lo que parecía abusos de un grupo que gobernaban el país a sus anchas, carcomiendo el sistema, desproveyendo al pueblo de recursos esenciales que desaparecían al mismo tiempo que aumentaban las fortunas de los componentes de la cúpula de los altos cargos del país.

Es evidente que sin medios el pueblo pierde la base de su soberanía, y como dijo Mandela: “No hay camino sencillo hacia la libertad “´ y se pierde la libertad cuando el poder beneficia únicamente a un grupo de individuos porque estos se convierten en absolutistas.

Aquel informador no inculcaba las auténticas facultades de los periodistas, cuya función no es otra que cumplir un destino social digno y justo, con códigos deontológicos que regulen el ejercicio de esta delicada profesión, generando efectos comprometidos con la perspectiva de envolver de buena salud democrática a la ciudadanía.

Esperé varios años mientras escuchaba cada día aquella emisión matinal, siempre con la misma voz, el mismo acento, (déspota e insultante), y la misma entonación, cargada de oportunidades personales y envueltas en un interés materialistas que solo aprovechaba el periodista al que me refiero, informador en el programa: “El Gobierno de la Mañana”.

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Casos conocidos que aún mueve conciencia en los nobles sentimientos del pueblo dominicano, porque como todos sabemos, fueron condenados en otros países latinos por los mismos hechos, mientras en República Dominica permanecían involutos, intocables, y lo más extravagante; eliminando pruebas aparentes aunque estas sobraban en los demás países. Absurda forma de enriquecimiento a costa del pueblo. Forma brutal y descontrolada que nada tiene en común con la democracia.

El periodista debe siempre acercarse al poder para controlar y señalar las irregularidades pero nunca debe aproximarse tanto como para ser atrapado por él, y beneficiarse del momento con un oportunismo que le ampare.

Si así fuera estaríamos ante un hecho de corrupción de un periodista que aprovechó su antena para engañar y trasmitir informaciones incorrectas al pueblo dominicano. Estamos ante las cloacas de un periodismo que no tiene pudor alguno y que se beneficia de la antena con el único propósito de un beneficio partidario, que pudiese revestir de diferentes formas. Aquí la influencia vinculada a un propósito personal, debería ser sancionada por jueces que defienden la democracia, y sientan respeto por su pueblo.

Acabemos con una pregunta que debería interesar a todos los demócratas:
¿Los periodistas saben colocar el límite para descalificar, defender los indefendible, criticar a la comunidad política minoritaria hasta el extremo, halagar actos punitivos, ensalzar a políticos deshonesto?,
¿Pero quién pone el listón a un periodista que de forma permanente emite informaciones dudosas, roza la deshonestidad, crea una voluntaria artimaña que perjudica al pueblo?

Llegados a este punto debemos hacernos una pregunta: ¿No informar con honestidad conociendo la trama de una posible corrupción, es corrupción?

Quisiera acabar señalando que esa emisión no merece ningún respeto porque perdió toda credibilidad. Debemos defender nuestra República y criticar actos abusivos, y así lo entiende el pueblo. La emisión perdió su alma y perdió a sus mejores informadores que fueron descartados por desacato a un sistema informativo vetusto y mendaz.
Dr. Juan Martínez Luque