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Biden gana el primer debate presidencial que estuvo plagado de insultos e interrupciones

Primer debate presidencial

Las encuestas flash hechas inmediatamente después de que se cerrasen unos micrófonos que han estado abiertos durante 90 minutos ininterrumpidos para Donald Trump y Joe Biden indican que el aspirante demócrata ha ganado el debate de la noche del martes, un espectáculo que ha logrado el calificativo de “confuso” o “caótico” entre una mayoría de analistas. Es en cualquier caso el primero en una carrera presidencial que apenas empieza; aunque, realmente, muchos sentimos que nunca nos abandonó desde noviembre de 2016. Esta sensación de campaña permanente es fundamental para enmarcar el mes que nos espera: para la mayoría de los estadounidenses, para la mayoría del mundo, lo de esta noche no es un punto de inflexión, ni un pistoletazo de salida. Es un grano de arena más en un desierto de noticias que se siente al mismo tiempo vacío y abrumador.

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Sin embargo, es cierto que no todos los votantes decididos son iguales. Menos ante la información más o menos sorprendente que puede aportar un debate. El de esta noche ha sido particularmente poco novedoso (solo un 17% de los encuestados por la cadena CBS decía sentirse “informado” tras verlo, frente a un 69% de “irritados”), pero como no podemos estar en la mente de cada ciudadano, tenemos que ingeniárnoslas para averiguar su permeabilidad dialéctica. El sondeo de Monmouth nos ayuda a buscar ese matiz en el que probablemente se va a terminar decidiendo el efecto posible del reciente debate, y de los que lleguen: a distinguir entre personas que tienen su voto “seguro” o inamovible para Trump o Biden, y aquellas que consideran su decisión a día de hoy como “muy”, “algo” o “poco” probable. Esta firmeza determina el grado de penetración de la nueva información, de los argumentos y fallos de esta noche, en los distintos votantes